"¿Vio que ya no tenemos más pobres? Ahora son “gente de bajos ingresos”. Ya no hablamos de "cuestiones sociales", sino de "temas" que los especialistas dividen en una serie de detalles técnicos. Para cada tema, encontrarán la solución óptima. Fórmulas eficientes. Pero.... las palabras están vacías de significado. Es un colapso de la lengua. Una lengua muerta. Neutral. Invadida por palabras técnicas. Una lengua que gradualmente absorbe su humanidad".
Fragmento de un diálogo de la película La Cuestión Humana, dirigida por Nicolas Klotz, a partir de una gran novela de François Emmanuel.
Es áspera, densa, desconcertante. Y extraordinaria. Más se agranda cuanto más la pienso y la recuerdo, aunque esos recuerdos llegan como puñaladas que se quedan en el cuerpo, que lo escarban. Nicolas Klotz es el director ideal como compañero de militancia de Michael Haneke a la hora de denunciar las fibras siniestras de una sociedad que no encuentra salida. Hay que verla. Y verla de nuevo si sólo la vieron una vez, hoy más que nunca.