Por Fabián Bielinsky
“Cuando Norman Bates empuja el auto con el cadáver en el río y éste no se hunde, el espectador se pasa al bando del asesino. Alguna vez imaginé una película narrada toda en primera persona donde el papel central fuera el personaje más desagradable jamás imaginado, un experimento para investigar los límites de la empatía. En los términos del cine comercial es bastante complicado de hacer, pero creo que El Aura, donde pude trabajar con absoluta libertad artística, se acerca bastante a esa idea: el taxidermista no hace nada para caerle mejor a nadie. El film está narrado en primera persona y no hay una sola secuencia donde el taxidermista no esté presente”.
Fuente: Revista "Ñ" (Agosto 2005)
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