“Me fui de Salta a
los 19 años porque, en parte, refundarse es tomar distancia. Las
convenciones sociales te marcan una identidad. Es una enredadera que
hay que salir a machetear. ¿Quiero esto para mí? ¿Soy esto que se
espera de mí? La identidad es una cárcel. Hay que estar alerta y
saber que es una construcción; cuando ya no sirve, hay que
inventarse una nueva”.
Lucrecia Martel
(En una entrevista
publicada acá).
En la imagen: La ciénaga.
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