Nadie me sacó a bailar.
Cuando me quité la piel vi que ponía, a modo de inocentada:
No bailo.
Uno no se prepara para que no suene el teléfono,
ni para no reconocerse en los espejos, uno confía
en despertarse de día y que el periódico esté en el kiosco
y su nombre en la boca amada.
Isabel Izquierdo
Las imágenes pertenecen a La chica de la fábrica de fósforos, obra maestra de Aki Kaurismäki.
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