Mazdak: Creo que me estoy volviendo loco.
Khaled: ¿Por qué?
Mazdak: Ya llevo un año aquí, y no voy ni para atrás ni para adelante. Necesito un trabajo.
Khaled: ¿Qué hacías en Irak?
Mazdak: Era enfermero. Pero mis papeles no sirven aquí. Limpié una estación de subte durante dos meses. Dos meses, y eso fue todo. De todos modos, necesitaría tres trabajos para traer a mi familia aquí. Yo no le aporto alegría a nadie. No puedo ayudarme a mí mismo como para poder ayudar a otros.
Khaled: Pareces feliz y satisfecho.
Mazdak: Finjo. Los melancólicos son los primeros en ser devueltos. Todos los melancólicos son enviados de vuelta. Soy demasiado joven para morir... y no quiero morir todavía.
En la imagen: Sherwan Haji (Khaled) y Simon Al-Bazoon (Mazdak) en El otro lado de la esperanza (Toivon tuolla puolen), película del gran Aki Kaurismäki.
Hay que agradecer que este entrañable cineasta finlandés siga filmando con la modestia y la sensibilidad de siempre. Su obra hoy es más necesaria que nunca.
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