Fuego contra fuego (Heat / Estados
Unidos, 1995)
Dirección: Michael Mann
Sección: Rescates
Un gesto. Ese gesto. La mano de Eady (Amy Brenneman) tironeando con bronca la solapa del saco de Neil (Robert De Niro). Desearía odiarlo pero no puede. No puede abandonarlo, aunque sea un delincuente. Es un asesino, pero ella lo quiere. O quizás su pavor ante el hecho de volver a estar sola sea mucho más abrumador de lo que podemos imaginar. Ambas situaciones son tristísimas para ella, por eso esta es la escena que más me conmovió cuando vi Heat por primera vez, hace poco más de 21 años, en una sala enorme de la calle Lavalle (sala que hoy ya no existe). El gesto de enojo y ternura de esa mujer retornó una y otra vez a mi mente adolescente durante muchos días, y entonces empecé a intuir que esta película era algo único, distinto a todo, mucho más que un policial técnicamente impecable.
Dirección: Michael Mann
Sección: Rescates
Un gesto. Ese gesto. La mano de Eady (Amy Brenneman) tironeando con bronca la solapa del saco de Neil (Robert De Niro). Desearía odiarlo pero no puede. No puede abandonarlo, aunque sea un delincuente. Es un asesino, pero ella lo quiere. O quizás su pavor ante el hecho de volver a estar sola sea mucho más abrumador de lo que podemos imaginar. Ambas situaciones son tristísimas para ella, por eso esta es la escena que más me conmovió cuando vi Heat por primera vez, hace poco más de 21 años, en una sala enorme de la calle Lavalle (sala que hoy ya no existe). El gesto de enojo y ternura de esa mujer retornó una y otra vez a mi mente adolescente durante muchos días, y entonces empecé a intuir que esta película era algo único, distinto a todo, mucho más que un policial técnicamente impecable.
Volver a verla en
una pantalla grande no hace más que confirmar el vigor narrativo que esos gestos decisivos aportan en la definición de los personajes y sus vínculos. Como el vaso de agua que Neil coloca sobre la mesa de luz de
Eady luego de su primera noche juntos. O el genuino
-y ya emblemático- acto de amor de Charlene (Ashley Judd) en el balcón, cuando le
indica a su marido (Val Kilmer) que debe irse de allí para evitar ser
detenido. Las secuencias de acción del film son insuperables y han sido muy influyentes, de
acuerdo, aunque no creo que determinen la esencia de esta obra. Hoy queda claro que
la grandeza de Heat se asienta principalmente en su tejido
melodramático. En su romanticismo. De allí su apuesta por
la piedad en el final.
Antes de llegar al diálogo en el cual
Eady acepta seguir junto a Neil, hay una escena en la que ella
intenta huir luego de descubrir que él fue uno de los responsables
del fatal asalto al banco. Eady sale de su casa y sube por la
colina hasta que él la alcanza y trata de contenerla. Siempre me
llamó la atención lo que ocurre en ese momento con el color del
cielo. Porque todo indica que estamos en plena noche, pero en un
cambio de plano -y de ángulo- advertimos que el sol todavía no terminó de ocultarse.
Como si de repente ingresáramos en un film de Terence Davies,
los amantes quedan enmarcados por las hierbas que flamean con
un delicado horizonte rosado de fondo. Recién ahora, enésima revisión de la película, logro apreciar cabalmente el lirismo de esa composición. Mientras abraza
desesperadamente a Eady, frente a ese atardecer que se le escapa, Neil por fin comprende la verdadera dimensión de aquella
frase pronunciada por Chris para explicar lo que siente por su esposa:
No fue valorada en su momento... El compartir escena por primera vez De Niro y Pacino hizo que no me la perdiera en el cine... Solo esa vez la vi...
ResponderEliminarHola, JLO.
ResponderEliminar"Heat" hoy ya es una gran película ya ampliamente reivindicada y estudiada. No pretendí decir nada nuevo en mi post, solo apuntar algunos detalles que en cada nueva revisión confirman hasta qué punto resulta sutil y primorosa la mano de Michael Mann.
Gracias por este comentario y otros que me dejaste en otras entradas.
Caro