“En el mundo de las escuelas está
muy denostada la estructura clásica dramática y eso también ha
generado muchos conflictos. Hay muchas películas que piensan que sin
eso ya tienen algo. No es suficiente con renunciar a una estructura
narrativa: es necesario tener otra estructura, proponer algo. Y hay
gente que cree que poniéndose en las antípodas, renunciando a esta
estructura clásica del desarrollo ya están en la zona de rebeldía
de algo. Y no es así. Es más trabajo.”
Lucrecia Martel
Fragmento de una entrevista publicada
en la revista digital LaFuga.
En la imagen: La mujer sin cabeza, una película infinita.
4 comentarios:
En el mundo de las escuelas está muy denostada la estructura clásica dramática y eso también ha generado... muchos bodrios, películas pretenciosas y aburridas, que no cuentan nada y no le interesan a nadie.
Hace poco leí esta reflexión acerca del "bloqueo del lector": "Supe que algo raro pasaba cuando perdí cuenta de la cantidad de libros que tenía sin terminar de leer. Los empezaba, me animaba por un par de días y luego los dejaba pendientes. No sentía urgencia por regresar a la lectura para saber cómo continuaba la historia". Sonará muy elemental, pero para mí es clave: si uno no siente esa urgencia por "saber cómo sigue la historia", el libro- o la película- deja de tener interés. Por algo, muchos clásicos no caducan nunca y muchas películas nuevas pasan de largo como si nunca hubieran existido.
Hola, Betina.
Muchas gracias por comentar. Coincido con lo que decís en líneas generales. Cité la reflexión de Martel porque justamente ella no es una representante del clasicismo en el cine, y sin embargo percibe que algo está fallando con los cineastas que deciden rompen o eludir la estructura narración tradicional (aristotélica, digamos). La falta de una historia en sí misma no es el problema. Kiarostami asegura que él le escapa a la idea de “argumento”: sus relatos tienen “derivas” antes que una estructura clásica, pero sin embargo sus películas son fascinantes para mí, porque están llenas de ideas sobre el cine y la vida. Creo que Martel se está preguntando por el SENTIDO: ¿cuál es la motivación de esos directores que apuestan al desconcierto o al vacío? ¿Cuál es su urgencia? ¿Qué es lo que necesitan expresar, qué quieren decir sobre el mundo? ¿Tienen realmente algo para decir? La ruptura no puede reducirse a un gesto, una pose: tiene además que aportar una idea para poder hacer dialéctica. Me gusta mucho la idea de Badiou cuando dice que una obra es buena cuando nos permite participar en ella a través de un “combate de pensamientos”. En relación a esto armé otro post con una idea del gran Rafael Spregelburd (otro que quiebra sistemáticamente cualquier orden y a la vez nos permite pensar en mil cosas).
Finalmente, pensando en todo esto, recordé algo que escribí hace unos años sobre el film japonés “Household X”, visto en el BAFICI 2011.
“Pero mientras la desolación se nos sube al cuello, los personajes de van vaciando de sentido porque se quedan en la generalización. Son seres carentes de pasado, sin subjetividad real más allá de la clara frustración, y es el espectador quien debe inventar lo que al guionista no le interesó ni siquiera sugerir. ¿Por qué sufren exactamente estos personajes? Por la alienación, obviamente: eso es todo lo que la película sabe responder, sin detenerse a elaborar una diferencia dentro de la repetición, un matiz especial, un anclaje que la salve del relativismo extremo. No, no pido un film repleto de explicaciones. Tan sólo espero que el artista se haga cargo del drama que eligió contar.”
http://www.morirenvenecia.com.ar/2011/04/bafici-2011-parte-4.html
¡Saludos!
Carolina
Hola Caro. Sí, cuando digo que una historia debería generar cierta urgencia por saber cómo sigue, no necesariamente debe ser respondiendo a la estructura clásica (introducción-nudo-desenlace, digamos), puede ser, por ejemplo despertando la necesidad de saber cómo sigue evolucionando un personaje por sus actos, por sus pensamientos, o por su interacción con otros personajes...
En este momento estoy muy fascinada con una autora argentina que se llama Selva Almada; sus cuentos, por ejemplo, no suelen tener un desenlace en el sentido más ortodoxo, a veces ni siquiera son finales... pero en el desarrollo hubo una tensión, hubo algo que me inquietó y me llevó de la mano hasta el final. Otra autora argentina a la que aún no leí (pero ya sé que me a gustar), Samantha Schwebiln, dice esto en una entrevista:
Zicavo: ¿Cómo lectora qué esperás que tenga un buen cuento?
Schweblin: Lo primero que le pido es que rápidamente se instale un pacto de confianza por el que yo creo en lo que dice ese autor, confío en él... no me está haciendo perder el tiempo. Eso para mí es muy importante. Luego tiene que ser un pasar muy agradable; incluso cuando la travesía implica mucho dolor, me tiene que cuidar.
Zicavo: ¿Cómo es eso?
Schweblin: Por ejemplo, no me puede exponer al dolor si no está justificado. No me puede hacer reír, si no está justificado. Yo necesito que todo tenga un por qué..porque si no, sería como utilizarme para cosas que no tienen sentido. Yo necesito que, cuando llegue al final del cuento, entienda por qué pasó todo lo que pasó.
Bueno, eso que dice Schweblin en relación con el cuento, creo que vale también para una película. Como decís en tu comentario sobre Household X: "no pido un film repleto de explicaciones. Tan sólo espero que el artista se haga cargo del drama que eligió contar.”
Todo indica que son signos de una época, ¿no? Una "época" que ya lleva décadas, al menos. No hay dudas de que cunde el malestar, pero quizás no se sabe qué palabras ponerle a ese sentir. Los que sí lo logran, claro, son los verdaderos talentos. Tengo pendiente la lectura de Almada y de Schweblin, deuda que espero saldar pronto. Sé que son excelentes escritoras. ¡Gracias por el aporte, Betina! Saludos.
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