Por Luis Gruss*
Conservar la cabeza cuando todos la
pierden. Confiar en uno cuando los demás dudan o callan. Esperar y
soportar el acto de la espera. Saber que la mentira gana casi todas
las carreras pero no participar de ella y combatirla hasta el fin.
Ser odiado o despreciado pero no dar motivo para ello. Poder soñar
sin dejarse ahogar por los sueños. Enfrentar el triunfo y el
desastre dando el mismo trato a ambos impostores. Ser capaz de
entender que la verdad enunciada sea distorsionada por infames para
luego convertirla en una trampa ideal para incautos. Advertir que las
cosas a las que unos cuantos consagraron la vida se rompieron y aun
así tener paciencia y reconstruirlas con herramientas viejas y
gastadas. Estar dispuestos a arriesgar una fortuna a cara o seca y
perder y volver a empezar otra vez, y otra vez, y nunca decir ni una
palabra sobre las pérdidas.
*Texto publicado en el blog
Suspendelviaje.