La imagen que acompaña este post es una prueba de todo lo que puede sugerirse a través de unos pocos elementos significativos combinados en el encuadre. La escena pertenece a los primeros segundos del film, una breve introducción en la cual vemos a Rebecca Hall y Jason Bateman (matrimonio en la ficción) recorrer una casa vacía que están a punto de comprar. Ambos se muestran entusiasmados con este cómodo chalet de amplios ventanales. Él empaña un vidrio con su aliento para dibujar un corazón. Ella sonríe. Sólo los separa el cristal. La transparencia. La ilusoria transparencia. Porque la mujer, en su tenue reflejo sobre la ventana, aparece superpuesta a él, encerrada en él. Incompleta y partida. Ella está adentro, él está afuera. Pronto descubriremos que ese corazón vaporoso no es más que una advertencia, una mancha irónica que delata toda esa opacidad que ella evitaba ver... hasta ahora.
lunes, 14 de diciembre de 2015
The Gift, de Joel Edgerton
La imagen que acompaña este post es una prueba de todo lo que puede sugerirse a través de unos pocos elementos significativos combinados en el encuadre. La escena pertenece a los primeros segundos del film, una breve introducción en la cual vemos a Rebecca Hall y Jason Bateman (matrimonio en la ficción) recorrer una casa vacía que están a punto de comprar. Ambos se muestran entusiasmados con este cómodo chalet de amplios ventanales. Él empaña un vidrio con su aliento para dibujar un corazón. Ella sonríe. Sólo los separa el cristal. La transparencia. La ilusoria transparencia. Porque la mujer, en su tenue reflejo sobre la ventana, aparece superpuesta a él, encerrada en él. Incompleta y partida. Ella está adentro, él está afuera. Pronto descubriremos que ese corazón vaporoso no es más que una advertencia, una mancha irónica que delata toda esa opacidad que ella evitaba ver... hasta ahora.
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