Tenía 13 años cuando fui a ver Scream 2 al cine con amigos (de los cuales solo uno tenía 16 recién cumplidos). Ni yo ni el 80% de la sala tenía la edad requerida para entrar pero lo logramos luego de una manifestación colectiva y espontánea frente a la boletería. No podíamos dejar que una norma arbitraria se interpusiera entre nosotros y Woodsboro. Sin quererlo nos convertimos en militantes. Fue un ritual de iniciación.
Tenía 13 años cuando fui a ver Scream 2 al cine con amigos (de los cuales solo uno tenía 16 recién cumplidos). Ni yo ni el 80% de la sala tenía la edad requerida para entrar pero lo logramos luego de una manifestación colectiva y espontánea frente a la boletería. No podíamos dejar que una norma arbitraria se interpusiera entre nosotros y Woodsboro. Sin quererlo nos convertimos en militantes. Fue un ritual de iniciación.
ResponderEliminarGracias, Wes.
Gracias por tu recuerdo, Martín.
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