Ayer se estrenó en Argentina Los
Hongos, una estupenda película colombiana dirigida por Oscar Ruiz
Navia que pone el foco en dos artistas adolescentes que se dedican (se arriesgan) a pintar graffitis en un barrio situado al este de Cali. Cuando este film se proyectó el año pasado en el Festival
Internacional de Cine de Mar del Plata, quien se ocupó de presentarlo ante el público fue el realizador argentino Diego Lerman
(Tan de repente, La mirada visible), dado que él participó como co-productor en el proyecto. Lerman explicó que su película Refugiado había recibido
a su vez el apoyo de las compañías productoras colombianas que hicieron Los
Hongos, en un trabajo de colaboración mutua entre ambos países
(también respaldado por el Programa Ibermedia, otras dos empresas
europeas y el INCAA). Si bien este dato es externo al film en
sí, me parece importante señalar que en los últimos años se han
abierto fértiles canales para que Argentina pueda concretar películas junto con otros países de la región, más allá de las ya
habituales co-producciones con España. Y sería bueno que ese intercambio se sostenga en el tiempo y se consolide.
Pero para que el círculo se complete
es necesario que el público asista a las salas, tarea que se adivina
muy difícil para una obra con las características de Los Hongos,
porque se trata del típico lanzamiento que suele pasar inadvertido
en la cartelera. No tiene un gran aparato publicitario ni actores que
activen automáticamente el interés del público. Es una película
humilde, inteligente, muy libre, muy bella por momentos. Vale la pena apoyarla. Este post no pretende ser
una reseña sino una explícita motivación para que vayan a verla. Lisa y
llana difusión. Para que corra el boca a boca. Y después me cuentan.