"Un productor norteamericano me propuso realizar una fábula, Peter Pan. ¿Me ve haciendo Peter Pan? Me convocó a su despacho. A un lado estaba Mia Farrow, intérprete de la película, y al otro el compositor y el guionista (la música y el guión ya estaban listos), y ante mí, el productor con el talón: un millón trescientos mil dólares. En cierto momento pregunté: 'Visto que está todo listo, ¿yo qué tengo que hacer?' Esos señores nunca han entendido las razones de mi rechazo. ¡Cuántos de mis colegas habrían aceptado! He de decir que las renuncias de orden material nunca me han costado mucho. Las renuncias que cuentan tienen que ver con nuestra concepción de la vida, y son de orden moral. Es cuando te mientes a tí mismo, cuando haces componendas con tu propia conciencia, cuando pagas de veras."
lunes, 19 de octubre de 2020
El Peter Pan que no fue
Michelangelo Antonioni, luego del éxito internacional de su film Blow up, empezó a recibir ofertas de todo tipo, como esta que narra el propio director, en diálogo con Aldo Tassone:
"Un productor norteamericano me propuso realizar una fábula, Peter Pan. ¿Me ve haciendo Peter Pan? Me convocó a su despacho. A un lado estaba Mia Farrow, intérprete de la película, y al otro el compositor y el guionista (la música y el guión ya estaban listos), y ante mí, el productor con el talón: un millón trescientos mil dólares. En cierto momento pregunté: 'Visto que está todo listo, ¿yo qué tengo que hacer?' Esos señores nunca han entendido las razones de mi rechazo. ¡Cuántos de mis colegas habrían aceptado! He de decir que las renuncias de orden material nunca me han costado mucho. Las renuncias que cuentan tienen que ver con nuestra concepción de la vida, y son de orden moral. Es cuando te mientes a tí mismo, cuando haces componendas con tu propia conciencia, cuando pagas de veras."
"Un productor norteamericano me propuso realizar una fábula, Peter Pan. ¿Me ve haciendo Peter Pan? Me convocó a su despacho. A un lado estaba Mia Farrow, intérprete de la película, y al otro el compositor y el guionista (la música y el guión ya estaban listos), y ante mí, el productor con el talón: un millón trescientos mil dólares. En cierto momento pregunté: 'Visto que está todo listo, ¿yo qué tengo que hacer?' Esos señores nunca han entendido las razones de mi rechazo. ¡Cuántos de mis colegas habrían aceptado! He de decir que las renuncias de orden material nunca me han costado mucho. Las renuncias que cuentan tienen que ver con nuestra concepción de la vida, y son de orden moral. Es cuando te mientes a tí mismo, cuando haces componendas con tu propia conciencia, cuando pagas de veras."
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