Cada vez que nos dan clases de amnesia
como si nunca hubieran existido
los combustibles ojos del alma
o los labios de la pena huérfana
cada vez que nos dan clases de amnesia
y nos conminan a borrar
la ebriedad del sufrimiento
me convenzo de que mi región
no es la farándula de otros
en mi región hay calvarios de
ausencia.
Mario Benedetti
(Fragmento del poema “Ese gran
simulacro”)
Que triste Caro.
ResponderEliminarQue naturalicemos la desgracia, que siempre la oprimida sea la clase mas baja (solo comprendo el sistema de transporte publico actual, como eso, un sistema de opresión), que nos indignemos un rato y después nos acostumbremos.
Como usuaria de años del sarmiento me toco de cerca este accidente, solo por casualidades no estaba en ese tren...podría haber estado.
Hoy lo uso muy poco, pero me resulta trágico que la gente no tenga otra opción, un servicio cada 20 minutos, haciendo los recorridos en el doble de tiempo que antes y con vagones en condiciones deplorables, no saber si se llega al trabajo o si se termina en el hospital ( no olvidemos que después del 22 de febrero hubo muchos descarrilamientos y otro accidente fatal), tristeza, eso me genera.
Y si no es un golpe bajo a la autoestima de una clase no se que es.
Gracias por dejar tu mensaje, Blanca. Vos sabés que esta masacre a mí también me golpeó de cerca, como a cualquier persona que es del oeste y tiene al Sarmiento muy asociado a su vida. Como vos decís, el servicio no solo no mejoró sino que empeoró. Es una humillación cotidiana para todos los que deben utilizarlo. Laburantes, estudiantes, luchadores.
ResponderEliminarRecordar la masacre me destruye. Me genera muchísima impotencia y ganas de llorar. Y al mismo tiempo, me deja pasmada la fuerza de los familiares que a pesar de todo ayer tuvieron la entereza para cantar: "Quiero que mi país sea feliz". Los admiro profundamente. Y por supuesto, adhiero en cada palabra al documento principal que leyeron los padres de Lucas Menghini.