Por Luis García Berlanga*
"La única aspiración que me queda es la de ser un hombre mimado, mimado por cosas inconcretas. Un hombre que no tenga que pensar más que en recibir una serie de rayos dorados de ternura, de mimo, de luces, de impresiones, de paisajes. Impactarme, recibir y alimentarme de sensaciones de oro, esplendorosas. Alcanzar la plenitud, una plenitud que consista en estar inmerso en un momento de placer, y que ese momento se perpetúe. En un momento en el que no exista esa cosa tan estúpida e indefinible como es la felicidad, que no está conformada por nada. No surge porque se acabe de ganar un premio, o porque una señora maravillosa se haya enamorado de ti, no. Es un momento determinado en el que se siente un goce instantáneo que no se sabe a qué se debe ni por qué viene, pero en el que te gustaría permanecer siempre.”
* Fragmento del libro Berlanga. Contra
el poder y la gloria, de Antonio Gómez Rufo (Ediciones B)
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