La segunda temporada de Homeland empezó muy bien y terminó… bueno, más o menos. Es tentador inferir que la serie está virando hacia lo que podría ser una suerte de camp post 09/11, aunque aún no tengo argumentos suficientes para sostener esa hipótesis. Sólo es una intuición. Los momentos más memorables se concentraron al principio de la temporada, en los cinco primeros capítulos: para sorpresa de muchos, las fichas más sustanciosas de la historia fueron cayendo una tras otra en un velocísimo dominó. Lamentablemente, después de la confesión de Brody (Damian Lewis) algo se apagó. Aunque la tensión nunca se detuvo, la evolución de la trama tropezó con muchos -muchos- problemas de viabilidad.
Reconozcamos que los guionistas nos dieron lo que queríamos: volver a ver juntos -y ahora recíprocamente enamorados- a Brody y Carrie (Claire Danes). Lo tuvimos pero… ¡ay! Esa escena. La escena de los protagonistas en el hotel, con su intimidad amplificada por los micrófonos de la CIA, es una jugada de guión demasiado dañina. Para la ficción, digo. Entiendo que se trata de una opción perfectamente realista en un contexto de plena vigilancia, e incluso funciona como un castigo institucional para el arrojo de Carrie, pero a nivel dramático ahí también se produce un quiebre en el relato, porque parecería ser demasiado pronto para dejar a los protagonistas tan expuestos. El aura del vínculo pierde brillo y cuesta remontar esta decepción, que se ve atemperada en parte por el hecho de que Danes y Lewis siguen siendo irresistibles cuando están juntos. Eso sí: sería interesante que el guión cuide un poco a estos queridos personajes antes de que se transformen en trompos lanzados a su suerte. La fe romántica de los espectadores tiene sus límites.
Milagrosamente, Homeland cuenta con un ancla llamada Mandy Patinkin, dueño del personaje más coherente de toda la serie: Saul Berenson. Vale recordar aquí que Patinkin encarnó a una de las grandes creaciones de los años ‘80: el mosquetero Inigo Montoya en el film de Rob Reiner La princesa prometida (de allí el plus de cariño que el actor despierta en uno). Algunos dicen por ahí que este personaje podría ser un "topo". No lo creo, pero tampoco importa, porque al fin y al cabo un "topo" también es un ser humano, y no hay nadie más humano que Saul en Homeland. Sin su aplomo, el personaje de Carrie sería inconcebible. Saul está ahí para comprender. En una breve escena de la primera temporada, por ejemplo, ella necesita confesarle a su mentor que estuvo cerca de Brody. Saul simplemente la mira, sin reprocharle nada. Él puede saber mucho sobre el mundo, pero parece saber más aún sobre las imprevisibles pasiones que mueven a sus habitantes. Por eso comprende y abraza, aun cuando por reglamento deba decirle a Carrie que está equivocada. Pero hay que encontrarlo a Saul. Busquen detrás de la barba, detrás de los lentes, y verán cómo esos ojos oscuros pelean todo el tiempo con la melancolía.
4 comentarios:
Ha derrapado esta temporada, sí. No sé hacia dónde va a ir ahora.
Mandy Patinkin me resulta irresistible. Es un imán y no me refiero a un imán en su aspecto, es magnético cuando trabaja. Toma posesión del rol que tiene y (a mí) me atrapa.
Leí también que creían que era un topo, me resulta extraña esa idea. Pero de estos showrunners se puede esperar cualquier cosa!
Nunca vi La princesa prometida... lo recuerdo en Yentl y en Chicago Hope (lo adoraba ahí).
Soy demasiado fanática de Homeland para considerar que la segunda temporada "ha derrapado"...
Y coincido que Saul es un personaje muy potente, un antihéroe que da para mucho porque está lleno de enigmas.
La oración final, por ejemplo, nos desconcierta... ¿hebrero, árabe? El espectador común no tiene por qué reconocer en qué lengua está rezando y eso le dio mucha ambigüedad al desenlace.
O sea, muchachas, a mí no me pidan objetividad. Ni bien terminó el último capítulo de la segunda temporada, yo ya empecé a esperar el primero de la tercera... Saludos.
Viste la película Paris Manhattan , me gustaría , saber tu opinión
leox
Hola, Leox,
No, no la vi, ¿está buena?
Saludos y muy feliz año.
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