Por Jacques Rancière*
El cine está en esta ambigüedad. La aparición, la creación
del cine, es la aparición de un arte que juega y se aprovecha de esta
ambigüedad. Es arte de vanguardia y espectáculo popular a la vez.
La emancipación, entonces, es esta capacidad de recrear la
película: ensamblar de otro modo las imágenes que primero estuvieron en la
pantalla, luego en la memoria que el espectador guardó de la película y por
último en la escritura, en las palabras del espectador sobre la película.
El cine es algo de lo cual hablamos. Son imágenes que circulan a través de la palabra. Cuando salimos de la sala, hablamos de la película. Allí estaría la emancipación. El cine se trata de un arte que no impone. Existen artes que imponen. El cine no se impone porque ni tiene un “superyó” artístico ni un “ello” artístico que pesen sobre el film. Es decir, un film no impone cómo debe ser visto ni define cómo será visto por el espectador.
*Fragmentos de un artículo publicado en el suplemento Radar del dario
Página/12 (28/10/12). Ir al texto completo.
Las imágenes pertenecen al film Suite Habana (2003), maravilloso trabajo de Fernando Pérez.
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