jueves, 18 de febrero de 2016

Perfidia, una miniserie de Juan Laplace


La miniserie Perfidia fue uno de los productos más interesantes emitidos por la Televisión Pública en los últimos años. Hoy esta miniserie se encuentra disponible en "Odeón", plataforma argentina de contenidos audiovisuales, de acceso gratuito.

Escrita y dirigida por Juan Pablo Laplace y rodada en HD, Perfidia consta de ocho capítulos de 25 minutos cada uno, por lo cual recomiendo hallar el tiempo adecuado para evitar dispersiones y ver todos los episodios de corrido, como si fuera una película. No lean nada sobre la trama ni sigan adelante con este post. Vayan a buscarla. 


Lo que impacta de inmediato es la extraordinaria tersura de la imagen, condición que a lo largo de todo el relato será exprimida al máximo por la inteligente puesta en escena. Pero dejemos este punto para después. Antes debo admitir que al ver el primer capítulo, cuando apenas comenzaba la presentación de los personajes, me asaltó el prejuicio. En la escena en la que Manuel (Juan Gil Navarro) espera ser interrogado en la oficina del policía, hay un plano que remite directamente a Los sospechosos de siempre (The usual suspects), de Bryan Singer. De acuerdo, ok: no todos los espectadores tienen por qué conocer la referencia, pero quien la identifica no puede obviar el dato porque resulta demasiado importante a la hora de anticipar la conducta del protagonista (y al autor esto no se le escapa, por supuesto). Minutos más tarde, durante el encuentro en el bar con los amigos, Manuel efectivamente confirma que es dueño de una locuacidad envolvente (y aquí no hablo más sobre el film de Singer, porque tampoco quiero revelar la intriga de esa obra capital al lector que no la haya visto). Resumiendo, el episodio piloto me pareció un poco pretencioso, como si el realizador se estuviera jactando de haber reunido en una modesta ficción televisiva un muestrario de alusiones y técnicas del cine bien aprendidas sin contemplar la cuota de previsibilidad o de pose que esto podría sumar a la historia. Sin embargo, había otras fuerzas irresistibles que reclamaban seguir con Perfidia: su sofisticada concepción visual y una estructura narrativa de inusual complejidad. Había, finalmente, un realizador con personalidad que con elegancia trituraría las impresiones apresuradas.


Ya los títulos de crédito, con la palabra "perfidia" enfundada en dólares, anuncian que todo es una cuestión de dinero y que probablemente más de uno será estafado y algún otro sufrirá por amor (las lágrimas de Gloria Carrá). Con mayor o menor grado de precisión los hechos pueden intuirse, por eso el relato no tiene como prioridad preservar el enigma y prefiere depositar la tensión en un delicado juego de anacronismos que a cada paso reubican los roles y las acciones, alterando constantemente el cuadro de identificaciones entre los personajes y el espectador. Frente a la intrincada disposición narrativa ocurren dos cosas: por momentos el drama se torna demasiado frío y analítico, mientras que no todos los personajes llegan a “respirar” lo suficiente como para ganar la carnadura buscada; por otro lado, aunque cierta confusión pueda resultar eficaz e incluso placentera en algún pasaje, hay situaciones que no terminan de engancharse con fluidez en el conjunto (sobre todo el personaje de Jerónimo, cuya inquietante subtrama ameritaba más desarrollo).

Dicho esto, lo que debemos celebrar es que la propuesta no se conforme con ser “puro guión”: el laberinto de trampas se sostiene gracias a la riqueza de un estilo. Un estilo perspicaz, convencido, digno de la mejor cepa cinematográfica, ya que Laplace piensa la retórica de la imagen en todo su potencial expresivo y no meramente expositivo. No voy a describir todos los hallazgos de composición y puesta en escena que ustedes seguramente sabrán apreciar en la serie; sólo resta decir que existe algo intimidante, en principio, en esa franqueza arrolladora que inyecta la alta definición. Recién cuando el ojo comienza a habituarse es que empezamos a ver y beber más. Más detalles, más colores, más matices. Y aquí es donde Perfidia aprovecha toda esa intensidad y nos hace vivir la imagen como signo: la imagen vibra, insinúa, susurra, delata efímeros reflejos que a su vez delatan otras opacidades, dobleces, realidades alternativas dentro de la misma realidad, recordatorios de que aquello que vemos es sólo una cara más de una verdad siempre elusiva. Es gratificante encontrar un bordado tan sutilmente apasionado en una producción para la pantalla chica. Para entusiasmarse.

Perfidia (¿Cuál es tu límite?)
Dirección y guión: Juan Laplace
Producción: Juan Laplace y Luis Sartor
Dirección de fotografía: Max Ruggieri
Cámara: Laura Mosquera
Edición: Lautaro Colace
Elenco: Juan Gil Navarro, Antonio Birabent, Gloria Carrá, Romina Richi, Carlos Portaluppi, Lucas Akoskin, Leonardo Saggese.

10 comentarios:

Susana Summa dijo...

Excelentes los primeros capítulos que vi, gracias por la recomendación!

Caro dijo...

Susana,

Cuando termines, contanos qué pensas del final, así lo charlamos.

Saludos.

Anónimo dijo...

Gracias por la crítica elogiosa. Fue un trabajo de muchos meses, con esfuerzo y dedicación de un montón de personas. Quisimos hacer algo distinto que lo que se ve usualmente en la ficción de TV, con más detalle y ambigüedad. Me alegra leer que ustedes lo vieron así también. Aprendí mucho haciendo Perfidia, espero poder aplicarlo en la próxima serie. Un abrazo. Juan Laplace

Caro dijo...

Gracias por el comentario, Juan. Espero ansiosa una nueva serie que siga la estimulante senda de "Perfidia".

cabe dijo...

Me parece buenisima, pero despues de tanto halago a la imagen, podrias haber puesto el nombre del df.

Caro dijo...

Pues es verdad, amigo. Ahí lo agregué a la ficha.

razondelgusto dijo...

Seguí tu consejo, Caro, la vi y me gustó mucho. Es cierto que lo que pasó con Jerónimo para mí queda descolgado, falta un poco más de información.
Gracias por la recomendación.

Caro dijo...

Hola, Lili,

¡Me alegra que te haya gustado Perfidia! Quizás la miniserie no termina de satisfacer en el plano dramático, quizás la trama al comienzo ubica demasiado alto las expectativas, pero el trabajo estético realmente me parece valioso y estimulante.

Abrazo.

Betina Z dijo...

Yo también seguí tu consejo, Caro, recién termino de ver el último capítulo. Me gustó mucho la atmósfera de la serie: fría, distante, el clima típico de muchos policiales negros donde la idea no es conmovernos sino seguir el derrotero filoso de gente entrenada para engañar. Estéticamente es muy atractiva y las actuaciones son excelentes (Juan Gil Navarro es un actor impresionante). Me hubiera gustado que fuera un poco más sencillo recomponer la historia, es difícil de seguir y quedan muchos cabos sueltos (el accidente, qué vínculo tiene Jerónimo con los demás, entre otras coas), pero aun así la disfruté mucho.
Gracias por la recomendación!
Un beso

Caro dijo...

Betina: coincido con todo lo que decís. ¡Gracias por el comentario!