Es difícil nombrar las cosas que están oscuras, que no podemos ver. Cuando me miro a un espejo no veo todo, hay cosas que están ocultas incluso para mí. Lo que me interesa mucho es el proceso de producción de las imágenes. Mostrar que las cosas se construyen, se modifican, que hay cambios y eso para mí es una obsesión, diría que teológica. Pienso que el cine está allí para mostrarnos que el mundo se crea todos los días, que no se creó de una vez y para siempre. La misión política del cine es mostrar que todo cambia y esto se opone al punto de vista religioso, donde el mundo ya está dado por Dios y el hombre no puede hacer nada. Ahora si el mundo se transformó en espectáculo, la pregunta central para el cine es ¿qué es lo que queda de lo real? Filosóficamente y cinematográficamente yo creo que lo real existe, pero que no lo conocemos. Lo real es lo que se nos escapa, lo que no puedo nombrar o calcular. La existencia de lo real es vital para nosotros, si no, nuestras vidas serían como el teatro de Shakespeare y viviríamos manejados como marionetas. Allí es donde interviene el cine al ser la confrontación del cuerpo humano y la máquina que filma. El cuerpo es una mezcla de lo conciente y lo inconsciente. La máquina producida por el hombre condensa toda la historia de la óptica, la mecánica y del sueño humano de fabricar imágenes. El encuentro entre el cuerpo y la máquina pone en contacto zonas de pensamiento y zonas de lo no pensado, y entre esas zonas se produce algo de lo real.
* En una entrevista publicada por la revista Ñ (18/10/10).
La imagen pertenece a la película Un tiro en la noche (The man who shot Liberty Valance), de John Ford.
2 comentarios:
Qué bello que escribe Comolli, y qué lúcidas son sus ideas. Tengo que comprarme el último libro cuanto antes, estoy seguro de que voy a devorarlo en poco tiempo.
Espero poder verlo en persona en alguna función de la Lugones, si es que todavía no se fue.
Saludos.
Hola, Hernán,
Por lo que entendí, parece que las películas y presentaciones de Comolli se concentraron en la Alianza Francesa.
Y coincido: Comolli es bello, preciso y muy agudo.
Saludos,
Caro
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