"Pero en algún momento hay que creer en algo. Y en esto siempre hay un componente de «locura» o «disparate». ¿No decía Foucault, siguiendo a Nietzsche, que en el origen era el «disparate»? O uno se vuelve loco o se pasa la vida escribiendo editoriales en los diarios de la derecha o estudia dirección de empresas o se hace relojero o no se saca la corbata ni para dormir o hereda la empresa del padre y se sienta en su escritorio, bajo su retrato y pone su misma cara de perro exuberante y, en el fondo, abismalmente aburrido."
José Pablo Feinmann
(en su libro La filosofía y el barro de la historia)
En la imagen: el genial Michael Stuhlbarg en Un hombre serio (A serious man), de Ethan y Joel Coen.
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