Morrer como un homem (Portugal/Francia, 2009)
Dirección: João Pedro Rodrigues
Sección: Cine del Futuro
Película y personaje caminan con zapatos de tajo aguja, haciendo equilibrio, y todo el tiempo parece que van a desplomarse sobre el suelo de Lisboa. Pero el director y su criatura nunca se caen: saludan con dignidad y convierten al film en una de las reflexiones más inteligentes que el cine haya ofrecido sobre el tema del cambio de sexo. O, más precisamente, sobre el doloroso trabajo de ser único.
Morrer como un homem (Morir como un hombre) narra la historia de Tonia (sublime Fernando Santos), un travesti que trabaja como drag queen, tiene un hijo soldado y un joven amante drogadicto. Al principio (debo reconocerlo) creí que se trataba de otro ejercicio de glamorización del ser transexual, otro regodeo promiscuo en el exotismo de plumas y siliconas. Pero Tonia deja pronto de ser un rótulo para abrirse a una complejidad exquisita. João Pedro Rodrigues parte de los tópicos conocidos para demostrar que apenas hemos bordeado la orilla de ese mundo. Pienso, por ejemplo, en todos esos azules, amarillos y rojos fuertes que saturan la imagen y quieren arrastrar el ánimo hacia la fiesta, cuando a la vez todo lo que rodea a Tonia es pura angustia, humillación y violencia. O pienso en esa luna gigante y naranja que quiere ser bola de espejos, cuando lo que se viene un segundo después es un tristísimo musical quieto en medio de un bosque. Es que ella/él se está despidiendo. El cuerpo llama. La naturaleza planta su bandera.
En una de las primeras escenas, un médico pliega un pedacito de papel como si fuera a armar un avioncito. En realidad está explicando cómo un pene se puede transformar en clítoris. No es que la ciencia esté acompañando los cambios culturales: la cirugía es un negocio y no le pidan sensibilidades. El film se ocupará de describir que vivir con un cuerpo artificial no es tan sencillo, porque la biología dice que Tonia nació hombre y esa es la verdad que Rodrigues pone en primer plano. En este sentido, su postura es realista al extremo de desafiar las consignas meramente voluntaristas de la militancia gay, y las supera porque se hace cargo de lo fundamental. Tal vez las Tonias de este universo no puedan nunca ser madres o padres clásicos. Tal vez deban ser las dos cosas a la vez, o un sujeto complemente nuevo. ¿Quién sabe? A la naturaleza no le interesa entenderlo. La ciencia todavía no puede. Un ser inigualable como Tonia solo puede ser concebido por el arte, el único instrumento que puede hacernos parir lo que aún no existe pero quiere nacer.
Mientras corrían los títulos finales, lo imaginé a Fassbinder montado en una nube sobre Buenos Aires, llorando y aplaudiendo como loca ante esta obra maestra.
4 comentarios:
La segunda película que vi en el festival (luego de la aparatosa Ajami) y ya estoy casi seguro de que ninguna va a poder superarla. Una delicia.
Bello texto el tuyo. Gracias.
Ema
Ema, muchas gracias a vos.
Hernán, sí, es una película genial. Me gustó mucho lo que escribiste al respecto.
Saludos.
La vi recién ayer por I-SAT. Estoy plenamente de acuerdo con lo que escribís. Me encantó la película.
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