Mi pecho tiene un rincón
con caminos infranqueables
y caminos que no son.
Y en esa cruz de caminos
sólo acierta el peregrino
que apuesta su corazón.
Mi pecho tiene también
un agujero en el techo
por donde se puede ver.
A veces se ve llover
o alguna nube que pasa
y al lucero amanecer.
Mi pecho tiene un portal
sin cerrojo y sin candado
y una ventana hacia el mar.
Mi pecho es un bucanero
tripulante de un velero
sin nombre y sin bautizar.
Mi pecho es un surco abierto,
y es un volcán en reposo
y un patio con un parral.
Mi pecho tiene un rincón
donde todos mis hermanos
beberán del mismo vino,
comerán del mismo pan.
Alfredo Zitarrosa
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