H.A.T. nació en 1922 en Montevideo y se inició muy temprano en el periodismo, escribiendo para la revista Cine Radio Actualidad. Su firma aparecería luego en el semanario Marcha, la revista Primera Plana y los diarios El País (Uruguay), La Razón y Página/12, entre muchas otras publicaciones. En 1989 fundó el suplemento El País Cultural, en donde trabajó hasta el momento de su muerte, en 2005.
El libro recopila textos producidos entre 1937 y 1952. El mayor espacio lo ocupan las críticas de cine, pero también hay ensayos, crónicas de festivales, respuestas a lectores, misceláneas y una sección aguda y divertida titulada “Disculpe!” (que integraba Cine Radio Actualidad), en donde H.A.T se despachaba con chistes, consejos y provocaciones varias, en un “abierto desafío a la corrección política”, como bien dicen los autores. A continuación, reproduzco una columna de esta sección.
El tobogán mental
Por Homero Alsina Thevenet*
Sustancialmente, el problema es éste: Ud. es un tipo que quiere, no sólo “ser algo en la vida”, sino además “hacer algo en la vida”. Hacer algo por Ud. y su familia, y por el novio de su hermana, y por el compañero de asiento en el tranvía, y por su amigo del alma, y por los pobres, los negros, los judíos, los oprimidos, los jóvenes sufrientes, la Humanidad, el arte, la ciencia. Ud. es un tipo inteligente, o tiene sensibilidad, o tiene tiempo para hacer algo, y quiere que ese algo sea para bien. ¿Qué hacer?
Es un problema. Si lo que Ud. intenta está dirigido a conseguir su propia figuración, para desde allá arriba hacer uso de sus poderes, es muy probable que Ud. sea vencido por su vanidad, o que equivoque el camino y se encierre en sí mismo, o que no se equivoque pero llegue demasiado tarde para hacer lo que Ud. quería hacer. Si en cambio hace caso omiso de su propia figuración, y argumentando que, como los bienes son para toda la Humanidad, debe comenzarse por palpar a la Humanidad misma -la masa- y se une a los comités políticos o sociales, suele ocurrir que termina por hacer politiquería, y si en ella pierde se convierte en un mezquino, y si triunfa pierde de vista sus ideales. Y si no se une a la masa pero se dirige a ella indirectamente, suele ocurrir que termina por enredarse en sus errores –todos los errores de juventud son inevitables, como no se llegue a la evasión de esa juventud- o termina por rendirse a esas masas abundantes en individuos sin inteligencia, o sin sensibilidad, o sin educación, o sin moral. Son más que Ud. y son más fuertes.
¿Luchar desde abajo, desde la oscuridad? Significa renunciar a gran parte de la vida misma, y a menudo es completamente estéril. Luchar desde arriba es ser un vanidoso, desde abajo es inútil, y desde el medio sólo muy pocos lo saben hacer, porque es dificilísima la tarea. Además, no luchar es dejar las cosas como estaban, que es dejarlas mal.
¿Se le ha ocurrido a Ud. alguna otra cosa, aparte de hablar del problema, sin solucionarlo? Si no se le ha ocurrido nada, deje de enunciar el problema, por lo menos mientras no llegue donde debe llegar, que no son sus familiares, aunque Ud., rebelde irredento, se le antoje charlar a la hora del almuerzo.
Nos parece muy bien que Ud. quiera abandonar su tobogán mental, y hacer algo por ponerlo en práctica. Pero mucho nos tememos que por ahora no haya manera de hacerlo, lo cual significa, entre otras cosas, que Ud. seguirá cantando su propia ópera.
* En el libro Obras Incompletas. Tomo I, de Homero Alsina Thevenet, editado por el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
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