“La posmodernidad no es la simple caída de los ideales del yo, ni un levantamiento en masa contra los ídolos. Quienes creen que vivimos una época de develamiento doloroso pero salvador compran a buen precio su tranquilidad. En realidad estamos en una época de fabricación de un «nuevo hombre», de un sujeto acrítico y psicotizante a cargo de una ideología avasalladora, pero probablemente mucho más eficaz de lo que fueron las grandes ideologías (comunismo, nazismo) del siglo pasado.
El neoliberalismo está haciendo realidad el viejo sueño del capitalismo. No sólo amplía el territorio de la mercancía a los límites del mundo (lo que estamos viendo y se conoce con el nombre de mundialización) en el que todo objeto ha llegado a ser una mercancía (derechos sobre el agua, derechos sobre el genoma, y sobre todas las especies vivas, órganos humanos) también procura expandirlo en profundidad a fin de abarcar los asuntos privados, alguna vez a cargo del individuo (subjetividad, sexualidad, etc) y ahora incluidos en la categoría de mercancía.
En este sentido, vivimos un momento crucial, pues si se atenta contra la forma sujeto, construida en reñida lucha con la historia, no sólo estarán en peligro las instituciones que tenemos en común, también lo estará, y sobre todo, lo que somos. No sólo nuestro haber cultural está en peligro, sino además nuestro ser”.
* Fragmento de El arte de reducir cabezas. Sobre la nueva servidumbre del hombre liberado en la era del capitalismo total. Editorial Paidós, Buenos Aires, 2009.
Este libro fue para mí uno de los principales hallazgos del último tiempo, y lo recomiendo calurosamente. Con una mirada rigurosa que combina filosofía, sociología, política y psicoanálisis, el autor piensa el presente y nos interpela con una inquietud tan fundamental como olvidada: cuál es el mundo que le estamos dejando a las generaciones que vienen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario