lunes, 29 de junio de 2009

Mecanismos

Por Lucrecia Martel *

"¿Con qué mecanismo tan perfecto y sofisticado hemos logrado no sentir, no tener ningún remordimiento a la hora de irnos a dormir o de estar comiendo, sobre todos los que no están en esta situación, sobre toda la gente que sufre, la gente que no come? ¿Cómo puede ser que esté tan acabado el sistema, como para que nos permita no hacernos responsables del dolor de los demás, o de la desaparición de los demás, como para que nos dé lo mismo?

(…)

Todo esto lleva años: en la escuela primaria, en la escuela secundaria, toda la educación de nuestra familia, la universidad… Son todas las preocupaciones diarias por las cuales no podemos preocuparnos, no hay tiempo para preocuparse de los demás… Y hablo de Latinoamérica, no de Tokio, donde puede haber un hombre muerto durante seis horas en el tren y nadie se da cuenta que está muerto, o lo que pasó en aquel hospital, donde aquella mujer cayó muerta en una guardia, y durante 24 horas nadie recogió el cuerpo. Los mecanismos de no ver, del olvido, los mecanismos para desentenderse son tan sofisticados, son además tan elegantes..."


* Fragmento de una entrevista publicada en la revista Lumiére.

domingo, 28 de junio de 2009

Extraño

Ciertamente que es extraño no habitar ya más la tierra, 
no ejercitar ya las costumbres apenas aprendidas; 
no dar más a las rosas y a otras cosas en sí prometedoras, 
la significación del porvenir humano; 
no ser ya lo que uno era en manos infinitamente temerosas, 
y abandonar hasta el propio nombre, como un juguete roto. 

Extraño es no seguir deseando los deseos. 

Rainer Maria Rilke 
(Fragmento del poema "Las elegías de Duino". Trad. Rodolfo Modern) 

En la imagen: Bruno Ganz en el film Las alas del deseo (Der Himmel über Berlin), dirigido por Wim Wenders.
"Hay personas a las que les gusta escalar el Everest, una paranoia como otra cualquiera. Pero no soy quién para criticar, teniendo en cuenta la modestia de mi propia manía, la cual consiste en descubrir callejuelas desconocidas..."

Mario Quintana ("Un pie después del otro").

Desde este blog...

Siempre apoyamos a Todos contra Juan y fantaseamos con la segunda temporada de la serie.

Así que el próximo martes vayamos todos a Argentores a reclamar más aventuras de Juan Perugia (es decir, más felicidad), ya que allí estarán los artífices de la gran sorpresa televisiva del año pasado.

El director y autor Gabriel Nesci dará una charla dentro del ciclo “Un buen guionista para una buena televisión”. Gastón Pauls también está invitado.

La cita es el martes 30 de junio a las 19.30, en Pacheco de Melo 1820, con entrada libre y gratuita.



Para asomarse al mundo de Juan pueden mirar estos fragmentos y chusmear este antiguo post (y por supuesto, se pueden bajar todos los capítulos de Internet).

viernes, 26 de junio de 2009

Jacko

El pionero del videoclip

Por Leonardo M. D'Espósito *

En 1983 había videoclips: eran nomás grupos o cantantes que ilustraban un tema, sin demasiada elaboración. Sí, había alguna excepción –“Bohemian Rhapsody”–, pero incluso los primeros clips de Michael Jackson –“Don’t stop ‘til you get enough” u “Off the wall”– caían dentro de las generales de la ley. En 1983, con la complicidad de Rod Temperton y –muy especialmente– Quincy Jones, grabó Thriller, el disco más vendido de la historia. Pero una de las razones de ese éxito enorme, increíble, impresionante, fueron los clips, que implicaron una revolución: el lenguaje del cine entraba de lleno en la industria de la música con “Thriller”, el video. Era largo, era enorme, tenía dirección del entonces realizador hype John Landis (The Blues Brothers, Hombre lobo americano) y la voz y la risa que figuraban en el recitado eran de –todos de pie– Vincent Price. “Thriller” era un film de zombis que se transformó en el ballet más copiado de la historia. Era, ni más ni menos, una obra maestra del cortometraje. Era toda una película y estaba concebida como tal. Como si fuera poco, el segundo video extraído de ese disco fue “Billie Jean” (de Steve Barron), para los especialistas el video que llamó la atención sobre ese canalcito de cable que apenas asomaba la cabeza, MTV. Para terminar de establecerlo con “Beat It”, los tres videos generaron moldes que aún hoy se imitan. Son historia audiovisual, algo así como El nacimiento de una nación del pop global.


* Fragmento de un artículo publicado en el diario Crítica (26-06-09)

jueves, 25 de junio de 2009

"If you wanna
make the world
a better place
take a look at yourself
and then make a change"

Man in the mirror




Michael Jackson
(1958 - 2009)

martes, 23 de junio de 2009

"El único sentido...


...de las cosas
es no tener sentido oculto.
Más raro que todas las rarezas,
más que los sueños de los poetas
y los pensamientos de los filósofos,
es que las cosas sean realmente lo que parecen ser
y que no haya nada que comprender”.

Fernando Pessoa

(Fragmento del poema “El misterio de las cosas”)


En la imagen: el inolvidable Sr. Chow (Tony Leung) en “2046”, dirigida por Wong Kar-wai.

lunes, 22 de junio de 2009

Asia versus América

"Realmente, no sé qué posición ocupo como cineasta. Cuando observo el cine asiático en general, y el cine japonés en particular, suelo sentir como si estuviese viendo a un campesino que ha ido a la ciudad vistiendo sus mejores galas, pero que no se siente cómodo con ellas.

Al mismo tiempo, esto no significa que me sienta más próximo al cine norteamericano. Es demasiado estandarizado, demasiado dogmático: tiene que haber un héroe, una familia, gente de color, escenas de comidas, etcétera. Resulta sumamente restrictivo. Y, además, el cine asiático puede hacer algo que el cine norteamericano es incapaz de hacer: controlar el uso del tiempo.

En una película de Hollywood, si hay más de diez segundos de silencio, la gente se extraña. En Asia, mantenemos un relación con el tiempo más natural y saludable. Al final, también es una cuestión de escala. Para los americanos, divertirse significa construir una Disneylandia; en cambio, tengo la impresión de que nosotros aún podemos divertirnos con un simple juego de ping-pong. Al final, supongo que el dinero es lo que gobierna el estilo de cada cultura, y es una pena”.

Takeshi Kitano


(En el libro Lecciones de Cine, de Laurent Tirard. Editorial Paidós).

sábado, 20 de junio de 2009

"Sólo hay mercancías..."

Por Dany-Robert Dufour *

“La posmodernidad no es la simple caída de los ideales del yo, ni un levantamiento en masa contra los ídolos. Quienes creen que vivimos una época de develamiento doloroso pero salvador compran a buen precio su tranquilidad. En realidad estamos en una época de fabricación de un «nuevo hombre», de un sujeto acrítico y psicotizante a cargo de una ideología avasalladora, pero probablemente mucho más eficaz de lo que fueron las grandes ideologías (comunismo, nazismo) del siglo pasado.

Lo que quiere el neoliberalismo es un sujeto desimbolizado, que ya no esté sujeto a la culpa ni sea capaz de apelar constantemente a su libre arbitrio crítico. Quiere un sujeto flotante, liberado de toda atadura simbólica; tiende a instaurar un sujeto unisex e «inengendrado», es decir, desamarrado de sus cimientos en el suelo de lo real, el de la diferencia sexual y el de la diferencia generacional. Al quedar recusada toda referencia simbólica capaz de garantizar los intercambios humanos, sólo hay mercancías que se intercambian sobre el fondo de un ambiente de venalidad y nihilismo generalizados en el cual se nos pide que ocupemos nuestro lugar.

El neoliberalismo está haciendo realidad el viejo sueño del capitalismo. No sólo amplía el territorio de la mercancía a los límites del mundo (lo que estamos viendo y se conoce con el nombre de mundialización) en el que todo objeto ha llegado a ser una mercancía (derechos sobre el agua, derechos sobre el genoma, y sobre todas las especies vivas, órganos humanos) también procura expandirlo en profundidad a fin de abarcar los asuntos privados, alguna vez a cargo del individuo (subjetividad, sexualidad, etc) y ahora incluidos en la categoría de mercancía.

En este sentido, vivimos un momento crucial, pues si se atenta contra la forma sujeto, construida en reñida lucha con la historia, no sólo estarán en peligro las instituciones que tenemos en común, también lo estará, y sobre todo, lo que somos. No sólo nuestro haber cultural está en peligro, sino además nuestro ser”.

* Fragmento de El arte de reducir cabezas. Sobre la nueva servidumbre del hombre liberado en la era del capitalismo total. Editorial Paidós, Buenos Aires, 2009.



Este libro fue para mí uno de los principales hallazgos del último tiempo, y lo recomiendo calurosamente. Con una mirada rigurosa que combina filosofía, sociología, política y psicoanálisis, el autor piensa el presente y nos interpela con una inquietud tan fundamental como olvidada: cuál es el mundo que le estamos dejando a las generaciones que vienen.

viernes, 19 de junio de 2009

Dar

Dar es dar
y no marcar las cartas
simplemente dar
Dar es dar
y no explicarle a nadie
no hay nada que explicar
Hoy los tiempos van a mil
y tu extraño corazón
ya no capta como antes
las pulsiones del amor
y yo te digo que dar es dar
dar y amar
Mirá, nene, hacelo fácil
dar es dar

Fito Páez

En la imagen: Richard Jenkins y Hiam Abbass en The Visitor ("Visita inesperada"), dirigida por Thomas McCarthy (uno de los grandes estrenos del año).

jueves, 18 de junio de 2009

Criticismos

Hace unos días, a partir de un post sobre Luis Buñuel y su idea del amor, Martín dejó este comentario: “A veces me parece que de tan autoconscientes que somos perdemos espontaneidad para poner en juego el sentimiento que sea”.

Estoy de acuerdo. Damos vueltas y mil vueltas y perdemos la espontaneidad. Por miedo. No tengo dudas de que el motivo más íntimo es el miedo. Deberíamos recordar con mayor frecuencia lo que canta Ana Belén en Qué pena: “Dejar de pensar… y al final jugar solo por jugar”.

A propósito, va esta reflexión del filósofo español Eugenio Trías:


“¿Hay algún valor con el cual pueda sentirme identificado? ¿Existe algún papel en el cual pueda reconocerme? Nuestra sociedad, nuestra cultura, nuestra edad celebra la devaluación sistemática de todos aquellos valores que en otros tiempos eran venerados y creídos. Hoy sabemos que todo valor es invención. Conocemos el mecanismo que hace posible la proliferación de creencias. Hoy no creemos ya nada, quizás porque conocemos demasiado. Vivimos una edad hipercrítica que paga cara su lucidez: bloquea toda certidumbre en una norma de vida. Nuestro criticismo nos impide creer. Desmontamos críticamente la creencia, incluso llegamos al extremo de desmontar críticamente la lucidez, la sabiduría, la propia crítica. Desde la lucidez, desde la sabiduría, desde la crítica. Escépticos respecto de nuestro propio escepticismo, críticos de nuestro criticismo, nos sumergimos en una actividad sin espejos que se miran. Pronunciamos, pues, un credo quia absurdum que se contabiliza en términos de actividad. Incluso de activismo. Ahora mismo, yo estoy escribiendo esto. ¿Por qué, para qué, en razón de qué? Creo que es también una forma de solapado activismo”.

Eugenio Trías, en Drama e Identidad.
Ediciones Destino, Barcelona, 1993.


(La pintura es de René Magritte)

miércoles, 17 de junio de 2009

Muda

Hay épocas y épocas.

Esta es una de esas épocas en las que todo el tiempo siento que las palabras van a la zaga de las cosas. Que escribir es un gesto banal. Que lo único que cabe es gritar.

En estos días sucede, simplemente, que ya no entiendo más nada.

Es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y despejar definitivamente las dudas”, decía el gran Groucho. Esta es una de esas épocas en donde preferiría llamarme a silencio unos días. Muda como Liv Ullman en Persona de Bergman… al menos hasta recuperar la confianza… hasta que mi otro yo venga a despertarme.

Pero no quiero que la palabra se pierda. Por eso en el blog sigo compartiendo lo que piensan y escriben los otros, esos que saben expresarse mucho mejor que yo.

No se me pierdan ustedes.

Abrazos,
Caro

Claves

Como un detective voraz
sin pista alguna
ando por estos días

queriendo que
por pena o por mérito
me develen el final.
La perfección anticipada
la clave de las claves
para conocer la exaltación

de un momento insuperable.

Adriana Fernández (fragmento del poema “Pesares de la luz”).



(En la imagen: Stalker, de Andréi Tarkovski)

martes, 16 de junio de 2009

La sociedad del malestar

Por Sergio Rocchietti *

(Fragmento)

¿Dónde está el malestar? En nosotros y en los otros. Con nosotros y con los otros. Siempre disponible, atento. Acechando nuestro presente. El malestar es una presencia inevitable, o no.

Dice Freud, en El malestar en la cultura: "Se descubrió que el ser humano se vuelve neurótico porque no puede soportar la medida de frustración que la sociedad le impone en aras de sus ideales culturales...".

¿Y quiénes son los portadores de los ideales culturales? Tantos... Desde los padres a los maestros, desde el vigilante al encargado del edificio. No hay ideal volando; lo que sí hay son personas que se ubican en lugares de "poder".

Y aquí reencontramos el viejo tema. El malestar es una presencia inevitable, porque siempre vamos a encontrar otros que van a apelar a cualquier clase de poder para tratar de ser. De ser a expensas nuestras. De sentir que son en ese efímero instante que les da una satisfacción que no pueden encontrar de otro modo más que gritando o sojuzgando.

El malestar es una presencia inevitable porque está en nosotros como una posibilidad de recordarnos todo lo que no hacemos, o lo que hacemos mal o bien; no interesa: nunca alcanza para aplacar a ese lugar psíquico llamado superyó y que es el que nos recuerda que hemos nacido y que hemos tenido padres y que hay que responder por el sentido de la vida y hacer y obedecer, y... y nunca alcanza. O no.

Se trata de otra cosa.

Se trata de la incapacidad, o no, del individuo para generar un espacio distinto al propuesto. Se trata de la incapacidad, o no, del individuo para soportar las tensiones a que lo somete vivir en la cultura. Se trata de evitar establecer las relaciones con otro, siempre desde el viejo esquema, conocido por demás, del "amo y el esclavo". Se trata de la verdad y nuestro cuerpo que no la resiste y no quiere ni siquiera oír hablar de ella. Se trata de la mentira, lo que no soporto aunque sé que es así, pero para qué si ya no hay tiempo y ella o él me dijo que. Y todo para qué si yo ya no aguanto más, perdoname. Yo no puedo. Y no quiero sentir que no hay "La" verdad, déjenme acá con mis convicciones. No me quiero enterar de que la verdad es construcción en un relato que me va a impulsar junto con otro hacia.

¿Hacia dónde era? ¿Qué me habían dicho? ¿Dónde quedaba? Me olvidé.



*Fragmento de un artículo publicado en el sitio Con-Versiones. Ir al texto completo.

(En la imagen: “El grito”, de Edvard Munch)

domingo, 14 de junio de 2009

Role Models, de David Wain *

Mal ejemplo
(Role Models, EE.UU., 2008)
Dirección: David Wain
Estreno directo a DVD

Editada por AVH

Todavía muchos creen que el brillo de la llamada “nueva comedia americana” (Stiller, Apatow, Farrelly) no fue más que un relámpago fortuito que ciertos críticos atizaron con elogios desmesurados. Y quizás hubo algo de eso, como en todo fenómeno propulsado por el periodismo en su avidez por “descubrir tendencias”. Pero, al mismo tiempo, ¿cómo negarlo cuando siguen llegando muestras elocuentes de que allá en el norte existe una usina de creatividad asombrosa? Esta vez es David Wain quien refrenda el entusiasmo, y aquí se editó su última y divertidísima película.

Aunque no es muy conocido en estos pagos, Wain tiene una trayectoria de dos décadas, con producciones para televisión, cine y web (busquen en YouTube los cortos de "Wainy Days" y entenderán por qué estamos ante un personaje de culto). Wain actúa, escribe y dirige, siempre acompañado por una troupe de amigos actores y guionistas (Ken Marino, A.D. Miles, Michael Ian Black) junto a quienes forjó un estilo narrativo anárquico y filoso que tiene la impronta propia de la comedia de sketches, sin eludir la autocrítica a la hora de reírse del presente. Justamente, lo interesante de este grupo de creadores es que se observan a sí mismos –y a toda su generación– cuando construyen la ironía, asumiendo que sufren el complejo de Peter Pan: se niegan a crecer.

En Role Models, Wheeler (Seann William Scott) y Danny (Paul Rudd) son dos grandulones que trabajan visitando colegios para promocionar una bebida energizante. El conflicto estalla el día que tienen un accidente que casi los manda a la cárcel y, para evitarla, prefieren acatar una probation que los obliga a cumplir 150 horas en un centro asistencial para niños y adolescentes “problemáticos”, coordinado por una extraña mujer que admite con orgullo su pasado de adicta, prostituta y convicta (Jane Lynch, genial).



A diferencia de sus desbordados y ácidos films previos (Wet Hot American Summer y The Ten), Wain propone aquí un relato clásico, con una procacidad más contenida, aunque tampoco califica como película familiar porque no faltan desnudos ni chistes guarros. El humor reside principalmente en los diálogos y en su inteligencia para integrar incluso al personaje menos trascendente de la escena. Es decir, es la clase de comedia sin baches en donde hasta el remate de un mozo eventual está elaborado con acierto.

No tengo nada que ofrecer a estos pibes”, protesta Danny, y ése es el prejuicio que la historia derribará cuando los protagonistas se encariñen con los muchachitos que deben cuidar. Porque de eso se trata: del cariño. Los chicos “raros” necesitan atención sincera, paciente, y ahí están estos involuntarios tutores para dársela. Parece sencillo, pero es cada vez más difícil en un mundo donde los primeros desorientados son los padres. Lo que se perdió es la transmisión de símbolos entre grandes y chicos, cualquier símbolo, como puede serlo una canción de Kiss o un duelo en el parque con espadas de mentira. El film emociona porque reivindica la fantasía: en el fondo, todos queremos salir a jugar.



* Artículo publicado previamente (en versión reducida) en el diario Crítica (13-06-09)

viernes, 12 de junio de 2009

Cuéntame cómo vives,
cómo vas muriendo

Cuéntame cómo vives;
dime sencillamente
cómo pasan tus días,
tus lentísimos odios,
tus pólvoras alegres
y las confusas olas
que te llevan perdido
en la cambiante espuma
de un blancor imprevisto.

Cuéntame cómo vives;
ven a mí, cara a cara;
dime tus mentiras (las mías son peores),
tus resentimientos (yo también los padezco),
y ese estúpido orgullo (puedo comprenderte).

Cuéntame cómo mueres;
nada tuyo es secreto:
la náusea del vacío (o el placer, es lo mismo);
la locura imprevista de algún instante vivo;
la esperanza que ahonda tercamente el vacío.

Cuéntame cómo mueres;
cómo renuncias -sabio-,
cómo -frívolo- brillas de puro fugitivo,
cómo acabas en nada
y me enseñas, es claro, a quedarme tranquilo.

Gabriel Celaya

martes, 9 de junio de 2009

"Yo protesto"

“En la época de nuestra juventud el amor nos parecía un sentimiento poderoso, capaz de transformar una vida. El deseo sexual, que le era inseparable, se acompañaba de un espíritu de aproximación, de conquista y de participación que debía elevarnos por encima de lo meramente material y hacernos capaces de grandes cosas.

Una de las encuestas surrealistas más célebres comenzaba con esta pregunta: "¿Qué esperanza pone usted en el amor?". Y yo respondí: "Si amo, toda la esperanza. Si no amo, ninguna". Amar nos parecía indispensable para la vida, para toda acción, para todo pensamiento, para toda búsqueda.

Hoy, si he de dar crédito a lo que me dicen, ocurre con el amor como con la fe en Dios. Tiene tendencia a desaparecer, al menos en ciertos medios. Se le suele considerar como un fenómeno histórico, como una ilusión cultural. Se le estudia, se le analiza... y, si es posible, se le cura.

Yo protesto. No hemos sido víctimas de una ilusión. Aunque a algunos les resulte difícil de creer, hemos amado verdaderamente”.

Luis Buñuel


(“Mi último suspiro”)

domingo, 7 de junio de 2009

De la felicidad y otras quimeras

Silvia Schwarzböck es una de las más grandes intelectuales de la Argentina, además de ser una notable pensadora de la estética del cine: no solo es crítica de cine, sino una de las pocas personas que se han animado a construir teoría (hoy resultan imprescindibles sus ensayos sobre cine contemporáneo publicados en la revista "Kilómetro 111"; por otra parte, fue una de las plumas fundamentales en la historia de la revista "El Amante").

Hoy confirmamos nuevamente la lucidez de Silvia en una entrevista aparecida en el suplemento "Zona" del diario Clarín (agradezco mucho a Guillermo por enviarme la nota). Les dejo aquí solo unos fragmentos de la charla, pero les aseguro que vale la pena leerla completa.

Por Claudio Martyniuk *

- ¿Hay zonas oscuras en la dimensión de los sentimientos?

- Sí. Hay una escena en El deseo de Veronika Voss, de Fassbinder, en la que una pareja agradece a su proveedor de drogas que les cobre por eso que les da. El problema -según la película- es lo que uno tiene que pagar cuando no le cobran por lo que le dan. Uno se expone a mucho en las relaciones donde no se dice lo que cuesta lo que a uno le dan. Lo que ve Fassbinder es que todo tiene un precio y que ese precio es más bajo cuando se dice cuál es y se pone en dinero que cuando no se dice y se cobra de manera simbólica.

- ¿Las relaciones amorosas pueden escapar a la lógica del dominio? ¿Hay justicia en el amor?

- El amor es el terreno donde todos podrían ser felices y donde la felicidad, por eso mismo, se les niega a todos. Aquí no importan las cualidades personales (belleza, dinero, inteligencia, talento). El derecho a ser amado es el único derecho por el que no se puede reclamar en nombre de la justicia. Ningún individuo puede ser obligado a corresponder la demanda de amor de otro. Pero aun en la situación ideal, la de una relación amorosa correspondida, la reciprocidad engendra una paradoja: si esa reciprocidad existiera realmente, el amor se destruiría, porque sería una transacción de afecto perfecta y respondería a la lógica del intercambio que reina en la sociedad. En las relaciones correspondidas cada persona cree que ama más que la otra, aunque sepa que la otra la ama. En Minima moralia, Adorno dice que la prueba del amor verdadero no está en recibir la misma cantidad de amor que se da, sino en no ser manipulado cuando uno se encuentra frente al otro en la posición ideal para ser víctima de su manipulación. Esta fórmula valdría para cualquier forma de amor, desde la amistad hasta las relaciones entre padres e hijos. La manipulación es más normal y frecuente que el desamor.


* Fragmentos de una entrevista publicada en Clarín (07-06-09). Ir al artículo completo.

viernes, 5 de junio de 2009

Last Chance Harvey, de Joel Hopkins

“For once in my life
I have someone who needs me
Someone I've needed so long
For once unafraid
I can go where life leads me
And somehow I know I'll be strong...”


Me inyecto un poco de jazz para que las burbujas sigan fluyendo en el cuerpo. No quisiera estar aquí cuando ya no se hagan esta clase de películas. Saber que aún existen, me tranquiliza. Al menos la ficción ennoblece lo que en los hechos hace tiempo se perdió…

El gesto caballero. El piropo delicado. La sutil impertinencia que no resigna elegancia. Animarse a seducir aun cuando se intuye la derrota.


Guardarse el orgullo en el bolsillo. Tener la humildad suficiente como para pedir disculpas... y agradecer, como hace Harvey con los suyos.

Ser transparentes, ser uno. Lo que sale, sale. Aunque nada puede salir realmente mal si los ojos son sinceros. No hay plano del film que no respire honestidad.

Y no hay mucho más que eso en Tu última oportunidad (Last chance Harvey). Un encuentro. Que puede ser una casualidad o puede ser el mundo entero. Un amigo dice que “lo que nos hace felices son las expectativas”. Nunca alcanzaremos la felicidad plena… lo que tenemos son posibilidades.

Una ciudad bellísima.

Un hombre.
Una mujer.
Un señor bajito.
Una señora alta.

El miedo... que nunca falta.
La sonrisa de Dustin Hoffman.
La congoja de Emma Thompson.

Hablar
Hablar
Hablar

Shall we walk?



jueves, 4 de junio de 2009

"Lagunas..."

“No soporto el cine narrativo. Abandono la sala. Cuanto más se esfuerza en narrar y cuanto más lo logra, mayor es mi resistencia. La única manera de prefigurar un cine nuevo reside en un mayor respeto por el papel desempeñado por el espectador. Es preciso anticipar un cine “in-finito” e incompleto, de modo que el espectador pueda intervenir para llenar los huecos, las lagunas.

La estructura de la película, en lugar de ser sólida e impecable, debería ser endeble, teniendo en cuenta que ¡no debe dejarse escapar a los espectadores! Tal vez la solución adecuada consista en estimularlos, para que su presencia sea activa y constructiva. Por eso, estoy reflexionando sobre un cine 'que no haga ver'. Creo que muchas películas muestran demasiado y de esa manera pierden el efecto. Estoy intentando entender cuánto puede hacerse sin mostrar. En este tipo de películas, el espectador puede crear las cosas de acuerdo con su propia experiencia, cosas que no vemos, que no son visibles”.

Abbas Kiarostami


(Una poética de lo real - V.V.A.A. / Malba Ediciones)

miércoles, 3 de junio de 2009

Tanto ser diverso

Tanto ser diverso

(tantos dioses y demonios
éste más ávido que aquél)

es un hombre
(tan fácilmente

uno se esconde en otro;
y, no obstante,

cada uno, siendo todos,
no escapa de ninguno)
tumulto tan vasto

es el deseo más simple;
tan despiadada mortandad

la esperanza más inocente
(tan profundo el espíritu del cuerpo,
tan lúcido eso que la vigilia llama sueño)
(tan solitario y tan nunca el hombre solo
su más breve latido dura un año terrestre
sus más largos años el latido de un sol;
su más leve quietud lo lleva hasta la estrella más joven)

¿Cómo podría ese tanto que se llama a sí mismo Yo
atreverse a comprender su innumerable Quién?

e.e. cummings


(Versión de de Octavio Paz)

martes, 2 de junio de 2009

Simplemente no te quiere, de Ken Kwapis *

Simplemente no te quiere
(He’s just not that into you - EE.UU./Alemania, 2009)
Editada en dvd por el sello AVH

Todo comenzó con una frase pronunciada en la serie "Sex and the City": “Lo que pasa es que él simplemente no te quiere”. Parece que las mujeres tienen (tenemos) una tara para asumir que cuando un hombre no responde un llamado luego de la primera cita, es porque no está interesado en la relación. Esa frase inspiró un bestseller que al poco tiempo derivó en esta película plagada de estrellas (Jennifer Aniston, Scarlet Johansson, Jennifer Connelly) que aceptan turnar sus protagonismos en un relato de estructura coral, un formato narrativo –a veces fructífero, pero muchas veces forzado– que supo tener a Robert Altman y Lawrence Kasdan entre sus más notables cultores. El dato curioso es que el libro original no es otra cosa que un manual de autoayuda.

Dirigida por Ken Kwapis (que está entrenado en la televisión y aquí se nota), la película interconecta las vidas de nueve personajes en la ciudad de Baltimore. Casi todos están entre los 30 y los 40 años y padecen problemas en el terreno del amor, claro que sólo sufren en ese aspecto porque todo lo demás –salud, techo y trabajo– lo tienen perfectamente resuelto. Quien aglutina las anécdotas desde una voz en off es Gigi (Ginnifer Goodwin), una joven ingenua que con sus histerias y mohines se roba el mayor tiempo de pantalla. El rechazo, la infidelidad, el compromiso, las miserias del matrimonio y los vínculos vía internet son sólo algunos de los temas que el film sobrevuela con agilidad y con varios diálogos eficaces, aunque sin llegar jamás a honduras dramáticas que pongan en riesgo el tono de comedia liviana.

Porque, en definitiva, Simplemente no te quiere es tan sólo un producto comercial que al principio amenaza con cuestionar la mitología del amor cortés para luego terminar capitulando frente a los más retrógrados clisés del género. No esperen sutilezas de esta ficción. Las mujeres no superan el rango de idiotas y el universo masculino se divide en dos razas: irresolutos y príncipes azules.

Dentro de este cuadro poco alentador, es el personaje de Mary (la siempre radiante Drew Barrymore) quien sugiere el otro camino que el film podría haber transitado. Ella se atreve a delatar las trampas impuestas por las nuevas tecnologías y describe como nadie las tristezas típicas del afecto en el mundo actual. Pero jugarse por ese perfil amargo, mucho más cercano a lo real, es un salto ideológico que en este caso el mainstream no estuvo dispuesto a dar.



* Artículo publicado previamente en el diario Crítica (05/03/09)

lunes, 1 de junio de 2009

Épocas

"De vez en cuando me encuentro con un joven en el que no desearía ver nada cambiado ni mejorado;
sólo me preocupa que haya tantos perfectamente dispuestos a nadar con la corriente de su época..."

Johann Wolfgang Von Goethe