“Las dos estéticas que durante mucho tiempo se hicieron frente, la que recomienda un repudio total de la actualidad y la que pretende rechazar todo lo que no sea la actualidad, terminan sin embargo por reunirse, lejos de la realidad, en una misma mentira y en la supresión del arte. El academicismo de derecha ignora la miseria que el academicismo de izquierda utiliza. Pero en los dos casos, la miseria queda reforzada y el arte negado.
¿Hay que llegar, pues, a la conclusión de que esta mentira es la esencia misma del arte? Yo diría en cambio que las actitudes de las que hablé hasta aquí no son mentiras, sino en la medida en que no tienen gran cosa que ver con el arte. ¿Qué es, pues, el arte? Cosa nada sencilla, eso es seguro. Y resulta aún más difícil comprenderlo en medio de los gritos de tanta gente dedicada con encarnizamiento a simplificarlo todo. Por una parte se quiere que el genio sea espléndido y solitario: por otra, se le exige que sea semejante a todos. ¡Ay, la realidad es más compleja! Y Balzac hizo sentir esa frase. 'El genio se parece a todo el mundo y nada se parece a él’. Y esto cabe afirmar del arte, que no es nada sin la realidad, y sin el cual la realidad es poca cosa.
¿Cómo podría, en efecto, prescindir el arte de lo real, y cómo podría someterse a lo real? El artista elige su objeto en la misma medida en que el artista es elegido por el objeto. El arte, en cierto sentido, es una rebelión contra el mundo en lo que éste tiene de fugitivo y acabado: no se propone, pues, sino dar otra forma a una realidad que sin embargo él está obligado a conservar, porque ella es la fuente de su emoción. En este sentido todos somos realistas y nadie lo es. El arte no es ni el repudio total de lo que existe, ni la aceptación total de lo existe. Y por eso no puede ser sino un desgarramiento perpetuamente renovado. El artista se encuentra siempre en esta ambigüedad, incapaz de negar lo real y sin embargo eternamente dedicado a discutirlo en lo que lo real tiene de eternamente inacabado”.
* Fragmento de El artista y su tiempo (Buenos Aires, Losada, 1968).
El texto forma parte del estupendo libro de artículos compilado por Marta Zátonyi, titulado Aportes a la Estética desde el arte y la ciencia del siglo XX (Buenos Aires, Editorial La Marca, 2005).
siempre me acuerdo de la frase de Sartre cuando murio Camus, que decia que esas obras incompletas ahora eran las obras completas. Ahora los dos deben estar en alguna nube extranando esa aventura de ser humano
ResponderEliminarsaludos