Por Bernard Schlink (en El lector)
Al mismo tiempo me pregunto algo que ya por entonces empecé a preguntarme: ¿cómo debía interpretar mi generación, la de los nacidos más tarde, la información que recibíamos sobre los horrores del exterminio de los judíos? No podemos aspirar a comprender lo que de por sí es incomprensible, ni tenemos derecho a comparar lo que de por sí es incomparable, ni a hacer preguntas, porque el que pregunta, aunque no ponga en duda el horror, sí lo hace objeto de comunicación, en lugar de asumirlo como algo ante lo que sólo se puede enmudecer, presa del espanto, la vergüenza y la culpabilidad. ¿Es ése nuestro destino: enmudecer presa del espanto, la vergüenza y la culpabilidad? ¿Con qué fin? No es que hubiera perdido el entusiasmo por revisar y esclarecer con el que había tomado parte en el seminario y en el juicio; sólo me pregunto si las cosas debían ser así: unos pocos condenados y castigados, y nosotros, la generación siguiente, enmudecida por el espanto, la vergüenza y la culpabilidad.
Por Eduardo Grüner (en El sitio de la mirada)
"Tenemos el arte para defendernos de la muerte", apostrofa Nietzsche, y Lacan traduce: "El arte es una barrera externa que impide el acceso a un Horror fundamental". Pero mucho antes que ellos, Kant decía que justamente basta poner una barrera para poder ver lo que hay del otro lado: el arte del siglo XX que realmente me interesa es el que (en contra, por ejemplo, de la ilusión de un retorno a la pureza neoclásica que es más propia del "realismo de Estado" de los totalitarismos) se hace cargo de la contaminación de la Belleza por las llagas de aquel Horror fundamental. Es, en la literatura, el empeño por volver loca a la lengua para hacerle decir lo indecible, que encontramos en Joyce, en Kafka o en Beckett, cuyo personaje nada azarosamente llamado El Innombrable testimonia la persistencia de un Deseo sin objeto cuando declara: "Es necesario seguir hablando, aunque ya no haya nada que decir...".
El párrafo de la novela "El Lector" es el que yo también rescato de esa novela. Es impresionante.
ResponderEliminar¿Cömo hablar del horror?¿Cómo mostrarlo?.
Creo que si alguna respuesta hay a eso, sólo la puede dar el arte. Para seguir hablando...
Saludos Caro,
Alejandra