...que se arrojó a la calle
desde el décimo piso,
y a medida que caía
iba viendo
a través de las ventanas
la intimidad de sus vecinos,
las pequeñas
tragedias domésticas,
los amores furtivos,
los breves instantes
de felicidad,
cuyas noticias no habían llegado nunca
hasta la escalera común,
de modo que en el instante
de reventarse contra el pavimento de la calle
había cambiado por completo
su concepción del mundo,
y había llegado a la conclusión
de que aquella vida
que abandonaba para siempre
por la puerta falsa
valía la pena de ser vivida".
Gabriel García Márquez
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