Tres galletas, 200 de mortadela y un litro de leche.
Eso es todo lo que se puede comprar con lo que Beto (César Troncoso) gana por un largo día de trabajo. Solo alcanza para tres sánguches mezquinos. Y eso que el hombre pedaleó. Le dio duro y parejo a la bicicleta, hasta Brasil, para traer las bagatelas que le encargó el almacenero del barrio, y el almidón que le pidió su esposa, Carmen (Virginia Méndez), y las pilas para la radio de su hija, Silvia (Virginia Ruiz).
De eso vive Beto: cada mañana parte desde Melo hasta Aceguá para hacer unos pesitos. Beto y sus amigos bagayeros se desvían largos trechos para evitar los puestos de control en la frontera. Claro que a veces las piernas no dan más y entonces no queda otra que arriesgarse a pasar de contrabando por el control oficial, rezando por que los milicos no se dan cuenta. Pero Beto no es precisamente un hombre afortunado.
Es que a Beto alguna vez lo olvidaron. Como se olvidaron de ese pueblo entero.
Por eso parece mentira que al mismísimo Juan Pablo II se le ocurra un día recalar en Melo. La televisión y la radio celebran la noticia con pompa y circunstancia, y anticipan que muchísima gente llegará al lugar para ver al Papa, sobre todo los brasileños. Y serán miles y miles. A los vecinos de Melo se les prende la lamparita: hay que aprovechar el insólito acontecimiento y salir a vender lo que sea. Gaseosas, chorizos, pastelitos, tortas, medallitas. Es ahora o nunca.
Carmen es creyente y se siente rara. No le gusta que la gente especule con la fe. “Yo creo que Dios castiga esas cosas”, le dice a su vecina. “¿Castigo? Castigo son los políticos que tenemos”, responde la amiga, resignada, pronunciando el aroma a profundo desamparo que inunda esos paisajes del noroeste uruguayo.
Y es así, nomás.
Ya nadie cree.
¿Para qué?
Pero resulta que Beto tiene una idea original: construir un baño para los miles de fanáticos que visitarán al Papa. Un servicio higiénico baratito y al paso. El plan no está nada mal.
Hay una hermosa ingenuidad en Beto y en su mujer: no saben lo que es la ambición. Él apenas sueña con comprar una moto, para hacer más viajes, más rápido, y así ganar unos pesos más. Pero no sale del círculo de la inmediatez precaria. La hija adolescente es la única que logra distanciarse del entorno y anhelar otra cosa. Pero Silvia está muy sola, sin otra opción que aprender el noble arte de tragarse la humillación cotidiana sin chistar. Como ese día que regresa de entregar una ropa que a su mamá le habían encargado planchar. La clienta no puede pagar el trabajo “porque cambió el auto y no tiene dinero”, le explica Silvia a su mamá. Cuestión de clase, que le dicen. Lucha que sigue, siempre sigue, aunque se intente fingir que ya no existe.
Algunos dicen que películas como El baño del Papa lo único que buscan es “estetizar la pobreza”: hacerla más vistosa y menos dolorosa. No consigo entender esos argumentos. No cuando recuerdo el rostro de Beto mientras intenta remendar un colador de cocina, que ya está demasiado oxidado. Los agujeritos se desgastaron y cedieron. En esa imagen no veo más que tristeza. Desesperación.
El film de Enrique Fernández y César Charlone construye su grandeza a partir de esas finísimas pinceladas de realidad, esas miradas dignas, esas perfectas líneas de diálogo que resumen todo un espacio, un tiempo, un sentir.
Si hay humor es porque aún hay ilusión. Y porque esta fábula se empecina en asegurar que incluso cuando la última esperanza también acabe por esfumarse, al menos quedará el afecto. El afecto y nada más.
No hubo milagro en Melo. Porque cada alma salió corriendo a hacer la suya, por su cuenta, sin pensar, ni organizarse, ni diagramar con conciencia una estrategia que realmente les sirviera todos.
Y así la cosa no camina.
Nadie se salva solo.
Busqué tu comentario ayer sabado antes de ir a ver la peli. Comparto tus ideas: es "Grande" la peli. Merecería mejor suerte...
ResponderEliminarNoemí de Espacio Y
Hola Caro. Estoy unos días de vacaciones y no sabía que peli ir a ver esta tarde de miércoles en Bs. As. Leí tu crítica y me fui volando al Tita Merello. En la sala éramos 3 personas.
ResponderEliminarEs una película maravillosa; me encantó.
Tengo ganas de hacer circualar tu crítica, si no te parece mal.
Otra cosa: leí la crítica que apareció en Clarín. ¿Cómo alguien que trabaja en esto puede tener tan pocoa sensibilidad? Es de un snobismo, pedantería y dureza que asusta.
Un beso, Alejandra
Carolina... un gusto. Lei tu crítica a traves de la sugerencia de Alita en otro post.
ResponderEliminarFue una alegria, como le dije a ella, pase años de mi infancia en Melo. Mi abuela de 90 años vive alli, todos mis tios maternos.. primos.
De bicicletas y contrabandos minimos... tengo historias. Y como le dije a Alita en otro sitio... la gente sufre... pero no mas ni menos que otros del mundo.
Es decir... si te ubicas alli.. vivis alli.. .sentis como se siente alli... no hay perspectiva... ese es el mundo para ellos.. Lo bueno y lo malo esta bien, es su mundo ese.
Quienes tuvieron otra mirada.. como la chica de la pelicula... se van... muchos se van... .Mi madre tomo un tren a Montevideo (todos nacieron en Brasil). y simplemente...se fue ... queria ayudar a su familia.
Pero fijate... una sola mirada.. en 17 hermanos... el resto se quedo y vive al dia de hoy subiendo y bajando los cerros... en bicicleta.
.... espero ir pronto.... Con algunos parientes y amigos... mi vieja se junta en la casa de Juana de Ibarbouru... bah.. la casa que nacio no es donde la que esta ahora para el turista. Esta justo a la vuelta.
Ok.. te envio un beso. Gracias por acercar esto.. A mi me llego en forma personal.
Vivo en Argentina desde los 7 años. Soy un poco de todos lados... mas de acá.
Hasta pronto.
Daniela Guerra Fernandez
(los Fernandez son de Melo..)
Hola, Daniela. Muchas gracias por compartir tu historia. Un abrazo, Carolina.
ResponderEliminarLos comentarios como el de Daniela me dan tristeza (más de la que me dio esta película).
ResponderEliminar"la gente sufre... pero no mas ni menos que otros del mundo.
sentis como se siente alli... no hay perspectiva... ese es el mundo para ellos.. Lo bueno y lo malo esta bien, es su mundo ese."
NATURALIZAR el sufrimiento y la pobreza es triste y también ideológico. El Estado y, a través de él, el sistema son los reponsables y operadores de generar esta clase de perspectivas. Ojo: no es la nena la única que piensa diferente, la madre también (que ahorra para que la hija pueda estudiar), la vecina que le habla de periodismo. La nena a través de un periodismo crítico e independiente puede volver a su pueblo y denunciar lo que sucede con los milicos, los aduaneros, la miseria, la esperanza, por qué no también, la religión. Pensar diferente no te aleja de tus pagos, te hace quitarte subjetividad.
Franco Kri, no me preocupa tu tristeza, sino tu falta de conocimiento.
ResponderEliminarLo que decis lo dice la gente que habla desde afuera.
No te puedo juzgar, la falta de vivencias, la ignorancia del terreno del que se habla, hace que pongas frases para subestimar lo auténtico.
Saludos hombre y deja la idologia de lado.
Primero esta el ser humano y tener auto no es lo mejor del mundo. Sino, ser feliz.
Acaso uds. no son los que llenan la boca en contra del consumismo?.
aqui esta la falta de consumismo y la solidaridad y los sueños.
Que contradictorios son los de izquierda. Parecen de derecha. Yo no tengo dudas.
Daniela
Cuando opiné sobre tu comentario, no me dirigí a vos, ni tampoco emití juicios de valor sobre tu persona. Releé mi comentario.
ResponderEliminarTus palabras son mucho más contradictorias que lo que vos creés que es la izquierda y la derecha. ¿Porqué hablás de un AUTO, al cual no me referí? ¿Cen qué parte de mi comentario defendí el consumismo?
Hablé de la NATURALIZACION de los comportamientos. Lo cual no comprendiste porque lo reiterás:"la ignorancia del terreno del que se habla, hace que pongas frases para subestimar lo auténtico." S i algo es auténtico en un lugar quiere decir que lo reivindicás, lo defendés y lo reproducís, eso quiere decir que reivindicás, defendés y reproducís la miseria (no sé si eso es de derecha o qué, no sé si es ideológico o no, porque con tu comentario me confundiste un poco).
Según tu opinión no podríamos repudiar el golpe de estado en Honduras o la participación de Uruguay en el ALCA porque no VIVIMOS allí (?!), porque somos argentinos (?!). Me parece un argumento poco serio.
Última cosita (y no por eso la menos importante): ¿tener ideologías, nos hace ser menos humanos? (?!) ¿Me hace ser menos humano? No lo creo, pienso todo lo contrario.
Saludos mujer.
Kri. no entendes. Al menos no entendes lo que digo ni lo que siente mucha gente aun viviendo la miseria.
ResponderEliminarY podes hablar de cualqueir tema. solo que si vivenciaste algo lo sabes mejor que nadie.
No se trata de sobrevalorar la miseria, sino la condicion humana y los valores que surgen dentro de esa vida de miseria.
Los valores humanos que surgen, incluidos la alegria de vivir , solo por ver el sol, son superadores de cualquier otro estado de las personas, como tambien los lazos solidarios, que solo en esos lugares se ven en serio.
Si... vivir o o vivir algo, define tu conocimiento del terreno. El libro solo no sirve.
No solo vivi en ese lugar, luego vivie en una villa y luego en un barrio y luego en una ciudad con mi propia casa ganada con laburo y estudios y demas.
Si vos me preguntas sobre algo, te aseguro que se lo que se siente. No es falta de humilda, solo es realismo.
Por eso, decir que te da lastima una opinion, es simplemente subestimar el conocimiento de una vivencia y asi, de muchas.
Gracias igual por tomarte el laburo de contestarme.
Ah. por ultimo y no menos importante: las ideologias limitan al hombre y le cierran la posibilidad de crecimiento en las diferencias. Los adiestra, los hace feroces o sumisos para un solo fin. El fin es de otro en general.
Mi vida es independiente y mas de idelogias.
pero respeto que el resto quiera vivir en pequeñas jaulas.
Un saludo.
Daniela.
Hace un tiempo tuvimos en Argentina una polémica sobre pena de muerte, fogoneada por Susana Giménez y otros famosos que se posicionaron a favor de la diva. Ella había saltado con: "el que mata merece morir" porque habían asesinado a su florista en un asalto. Sigo creyendo que Susana puede opinar lo que quiera, pero no entiende de seguridad nacional ciudadana para exigir la muerte de los delincuentes como solución a los asaltos y muertes. Allí es donde disiento con vos. Las cabezas frías son las que tienen la capacidad racional (y no emotiva) de proponer soluciones. Desde afuera es desde donde mejor se ve, más objetivamente se ve.
ResponderEliminarEstoy un poco cansado de los discursos fáciles que desacreditan a las personas en las opiniones que llaman la atención de la opinión pública, diciendo: "no podés hablar, porque vos no lo viviste".
Sin embargo, estoy de acuerdo con vos en que en momentos que nos exceden, como en la miseria misma, surgen otras formas de relacionarse, otros lazos de solidaridad, otros valores (como decís vos). ¿Qué significa esto? ¿Qué deberíamos vivir en esas condiciones para ser mejores personas?
Estas relaciones sociales surgen en los excluidos del sistema, no queda otra que volver a los orígenes, a la solidaridad que el sistema capitalista extinguió, a "otros valores". Pero surge por eso, porque no les queda otra. No lo planifican, sólo surge.
Está buenísimo tener alegría de vivir sólo por ver el sol, es super poético. Pero quién puede ponerse contento por ver el sol si le duele la panza de hambre o tiene que decidir no comer para que coman sus hijos o no tiene oportunidad de continuar sus estudios porque su padre quiere hacer un baño para "salvarse". Volviendo a la película (para que Carolina no se enoje que desvirtuamos), el protagonista de la peli quiere "salvarse" construyendo un baño, ¿no?, ¿porqué querrá salvarse si se siente "bien" en su pueblo? ¿se sentirá bien? ¿estará tan bueno vivir en la miseria?
Franco, sinceramente estoy en todo de acuerdo con vos.
ResponderEliminarNo quise decir que no podes hablar porque no lo viviste, sino que la charla se dio mal creo, porque me resulto un poco agresivo leer que mi opinion te daba lástima. Aunque estas en tu derecho.
Vivi alli y ya te dije vivi en muchos lugares y claro que todos quieren salir de la miseria. Es lo lógico y también entiendo que no se puede pensar en el sol si hay hambre.
Tal vez lo que yo no explique al contar mi primer comentario es que, hablaba de situaciones no tan extremas y en eso lugares, los de la pelicula, la situacion te cuento que si bien es precaria, no es extrema. Se hacen quintas y se saca de alli el maiz y otras cosas con lo cual, dolor de hambre no se siente pero si es una lucha cruel por vivir un poco mejor. Existe aun cierto grado de solidaridad entre vecinos en todo el lugar y no hay blosones de villas por ej. es como una mediocridad (en cuanto a la subsistencia digo no en la persona) estable. Lo cual no es bueno. pero da tiempo para soñar con un baño...
Aqui en Argentina si he visto y estuve en lugares donde duele de hambre y se muere la gente por enfermedades todas pero todas solucionables. Formas de vida indignas ya que la gente misma no genera formas de salida. Por ej. tienen terrenos.. pero lleno de basura... y no plantan un solo arbol o unas plantas de acelga que en algo los ayudaria mas otras cosas. unas gallinas por ej.
esto no quiere decir que deban vivir asi por siempre, para nada. Pero si sentir el impulso de la supervivencia sin correr a un puntero politico mientras siguen llenando el terreno de basura y niños flacos.
Creo que el protagonista de la pelicula soñaba con estar mejor... pero tuvo el tiempo para soñar, tal vez minimo. Y voluntad, tal vez hasta coraje.
Ahora.. estar mejor es tener una casa, trabajo y comida... y no el consumismo descarnado que obnubila a muchos en ciudades como esta capital y otras del mundo.
Verlo en los paises latinos... cuando mas del 60 % es pobreza... este consumismo me parece casi delictivo.
Creo que no estamos tan en desacuerdo, sino que tal vez.. digo tal vez... entramos con los tapones de punta de entrada.
Tu comentario anterior fue muy interesante y comprensible.
Gracias.
Daniela.
Gracias, por tu respuesta, me gustó compartir opiniones con vos, Daniela.
ResponderEliminarÚltima cosita: no dije "lástima", dije "tristeza", palabras que, para mí, se parecen pero las separa un abismo.
Hasta el próximo debate.
Daniela y Franco,
ResponderEliminarFue muy interesante el intercambio. Estas son las discusiones que queremos, aunque lamentablemente no suelen abundar. Hay algo auténtico y pasional detrás de lo que dicen, más allá de la tensión inicial. Aquí realmente había intención de diálogo (cuando en general la blogósfera sólo tiende a la agresión gratuita).
Abrazos y gracias.