Mostrar o no mostrar. Explicar o sugerir. Terror fantástico o terror realista. No existen fórmulas predeterminadas para resolver estas disyuntivas. Lo único que vale es la eficacia a la hora de cincelar el escalofrío. En una época en donde el horror se trafica con obscena frecuencia en la telaraña audiovisual -basta encender el televisor-, en el cine de hoy es toda una proeza generar un susto consistente. Salvando algunas honrosas excepciones (George Romero, por ejemplo), en los últimos años el terror ha sido descaradamente bastardeado por una avalancha de películas que reducen el delicado dramatismo del género a la más crasa truculencia, como bien lo grafica la saga El juego del miedo (Saw), verdadero paradigma de la abyección. Estos productos recurren a la vejación del cuerpo como fin en sí mismo, con argumentos que ignoran todo suspenso o planteo narrativo coherente, pues solo se apoyan en una escalada de destrucción visceral.
Dentro de este marco, esta semana se estrenan dos títulos que intentan alejarse de esta tendencia dominante en el género: Los extraños (The strangers), film norteamericano del debutante Bryan Bertino, y [Rec], dirigida por los españoles Paco Plaza y Jaume Balagueró, ambos con experiencia en la materia.
En el primer caso la propuesta parece aspirar a una suerte de "terror minimalista", a partir de un relato sencillo fundado en la clásica tensión entre víctima y victimario. Basada en un hecho verídico, Los extraños cuenta cómo una pareja (Scott Speedman y Liv Tyler) es acechada durante una noche por unos asesinos. De los protagonistas apenas sabemos que pasaron una velada triste. Están solos en una casa (en un pueblo escondido o algo así) cuando de repente alguien llama a la puerta. Todo se complica: resulta que hay tres locos sueltos con ganas de matar. Uno de ellos luce una coqueta máscara de porcelana; otro se cubre la cabeza con una bolsa de arpillera; del tercero no me acuerdo, pero lo que me pregunto es: ¿cuál sería la lógica de este vestuario?
Ninguna. No hay que buscar explicaciones porque precisamente son psicópatas, y tal como se informa en el inicio del film, todos los días en Estados Unidos se cometen crímenes sin razón. El problema es que un mero dato estadístico no sirve como cimiento de una ficción, aun cuando se nota en Los extraños la voluntad de construir una película naturalista, despojada de cualquier efluvio sobrehumano o espectacular, como para que no olvidemos que el Horror puede hallarse a la vuelta de la esquina. Luego de un comienzo cargado de amenazas, el film acude pronto a los golpes de efecto y a reiteradas persecuciones montadas en un círculo vicioso y casi masoquista. Es que realmente no se entiende por qué los protagonistas no se deciden a huir apenas perciben el peligro, delatando una imbecilidad muy poco propicia para la empatía del espectador. Todo se termina curvando hacia la indiferencia.
Con la producción española sucede todo lo contrario, ya que consigue estremecer como pocas películas en el último tiempo. La historia arranca cuando una movilera llamada Ángela (la intensa Manuela Velazco) y un camarógrafo están grabando un informe en un cuartel de bomberos para un ciclo televisivo llamado “Mientras usted duerme”. Todas las escenas de [Rec] están registradas desde el punto de vista de quien tiene la cámara al hombro. La elección de una cámara en mano omnipresente no es lo que hace original a este film (la misma técnica fue explotada hace poco en Cloverfield, por ejemplo), sino la forma sorprendente y aceleradísima, a puro nervio, en que se va desplegando la trama.
Al principio la periodista sólo desea que suene la sirena para que los bomberos salgan en una misión de riesgo. Eso es lo que importa para la televisión: captar el shock de lo extraordinario, y si viene con un envoltorio morboso, mejor. El deseo se cumple enseguida. La acción se traslada entonces a un edificio en problemas: algo muy raro está ocurriendo en ese lugar.
No tiene sentido hacer referencia a otras obras del género, porque eso revelaría los senderos que toma la intriga; y aunque a lo largo de relato se escuchan nítidos los ecos de otras películas recientes, [Rec] a la vez propone una experiencia única, ya que en su intemperancia elige no clausurar ningún enigma. El miedo es genuino. Los directores apelan a muchas imágenes crueles, es cierto, pero ellas son parte integral y justificada del escenario; por otro lado, lo interesante de [Rec] es la lupa que impone sobre un grupo de personas comunes que por azar deben afrontar una situación inmanejable (algo similar ensayó Frank Darabont en su film La niebla, con resultados mucho más débiles).
Como lo explica Anuelo Moscariello: "Desde la Poética de Aristóteles en adelante, es bien sabido, el objeto del arte no debe ser lo verdadero sino lo verosímil. No debe ser objeto de representación artística lo que ha acontecido, sino lo que podría acontecer”. Por eso de nada sirve conocer que el drama de Los extraños ocurrió en la vida real cuando su factura fílmica es tan poco inspirada, mientras que el delirio de [Rec] se torna mucho más eléctrico y tangible simplemente porque sabe tomarse en serio lo que en apariencia es tachado de increíble.
Con la producción española sucede todo lo contrario, ya que consigue estremecer como pocas películas en el último tiempo. La historia arranca cuando una movilera llamada Ángela (la intensa Manuela Velazco) y un camarógrafo están grabando un informe en un cuartel de bomberos para un ciclo televisivo llamado “Mientras usted duerme”. Todas las escenas de [Rec] están registradas desde el punto de vista de quien tiene la cámara al hombro. La elección de una cámara en mano omnipresente no es lo que hace original a este film (la misma técnica fue explotada hace poco en Cloverfield, por ejemplo), sino la forma sorprendente y aceleradísima, a puro nervio, en que se va desplegando la trama.
Al principio la periodista sólo desea que suene la sirena para que los bomberos salgan en una misión de riesgo. Eso es lo que importa para la televisión: captar el shock de lo extraordinario, y si viene con un envoltorio morboso, mejor. El deseo se cumple enseguida. La acción se traslada entonces a un edificio en problemas: algo muy raro está ocurriendo en ese lugar.
No tiene sentido hacer referencia a otras obras del género, porque eso revelaría los senderos que toma la intriga; y aunque a lo largo de relato se escuchan nítidos los ecos de otras películas recientes, [Rec] a la vez propone una experiencia única, ya que en su intemperancia elige no clausurar ningún enigma. El miedo es genuino. Los directores apelan a muchas imágenes crueles, es cierto, pero ellas son parte integral y justificada del escenario; por otro lado, lo interesante de [Rec] es la lupa que impone sobre un grupo de personas comunes que por azar deben afrontar una situación inmanejable (algo similar ensayó Frank Darabont en su film La niebla, con resultados mucho más débiles).
Como lo explica Anuelo Moscariello: "Desde la Poética de Aristóteles en adelante, es bien sabido, el objeto del arte no debe ser lo verdadero sino lo verosímil. No debe ser objeto de representación artística lo que ha acontecido, sino lo que podría acontecer”. Por eso de nada sirve conocer que el drama de Los extraños ocurrió en la vida real cuando su factura fílmica es tan poco inspirada, mientras que el delirio de [Rec] se torna mucho más eléctrico y tangible simplemente porque sabe tomarse en serio lo que en apariencia es tachado de increíble.
Ese es el tipo de peliculas que me gustan.. cuidadas.. no sangre por solo sangre.. si hay que sea con razon.. que nos asuste el suspenso de no saber que ocurrira o de alguna sombra en el fondo que no sabemos que es... los extraños promete mucho.. te dejo el trailer trailer peliculas ... hacia mucho que no me asustaba con un trailer.. asiq yo me anoto para verla..
ResponderEliminarmuy bueno tu blog..
saludos!