martes, 4 de julio de 2017
4 de Julio - La masacre de San Patricio, de Juan Pablo Young y Pablo Zubizarreta
Durante la edición 2007 del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, entrevisté a Juan Pablo Young, co-director junto a Pablo Zubizarreta del documental 4 de Julio - La masacre de San Patricio, que participó en la sección "Memoria en Movimiento" del festival. A continuación reproduzco un artículo originalmente publicado en el sitio cinenacional.com.
En la madrugada del domingo 4 de julio de 1976, cinco religiosos fueron asesinados en una parroquia en el barrio de Belgrano, un hecho oscuro que pasó a la historia como “la masacre de San Patricio”, en referencia al nombre de esta iglesia perteneciente a la sociedad católica de los Padres Palotinos. Los responsables y autores del crimen nunca fueron identificados.
Juan Pablo Young y Pablo Zubizarreta se conocieron cuando cursaban la carrera de cine, y descubrieron que tenían un pasado en común. “Tanto Pablo como yo crecimos en el barrio de Belgrano R, muy cerca de la parroquia”, comenta Young en nuestro diálogo. “Los dos estamos vinculados con el tema de los palotinos por una cuestión familiar, así que nos pareció una buena oportunidad para hacer algo al respecto. Cuando empezamos no sabíamos hasta qué punto el proyecto llegaría a configurar una película, porque al principio teníamos muy poco material”. El resultado, en efecto, es este documental titulado 4 de julio, que a partir de un riguroso clasicismo de género y una sólida investigación consigue recuperar el hecho y emplazarlo en el vértigo de las contradicciones ideológicas que signaron los años ‘70.
“¿Cómo decirle al oprimido que ‘Dios es amor’, cuando todo en su vida diaria expresa una negación del amor en el mundo?”. Este interrogante lo formuló Jon Sobrino, principal propulsor de la "Teología de la Liberación", quien aparece en una escena del film. Se trata de la paradoja central de la ética católica: ¿cómo sostener la fe en un sistema económico que promueve el hambre? ¿Cuál debería ser el rol de la Iglesia en los países postergados? Muchos jóvenes religiosos se lo preguntaron en las décadas de ilusiones revolucionarias, y encontraron un camino en el Movimiento de los Sacerdotes para el Tercer Mundo. 4 de Julio comienza dibujando el convulso contexto histórico, al tiempo que explica cómo llegó la Congregación Palotina desde Irlanda a la Argentina. “Son muchas las líneas narrativas que se abren en la película -explica el director-. Son muchos los personajes y también son muchos los temas que queremos tocar, porque lo que nos importa es mostrar la complejidad de lo que sucedió el 4 de julio. Lo que nos interesaba era partir del relato de este crimen para hacer una reflexión sobre lo religioso. Porque si bien es una película en contra de la jerarquía eclesiástica, no es nuestro objetivo ir contra de la Iglesia”.
Además del imprescindible testimonio de Eduardo Kimel, periodista que estudió el caso en profundidad, el film cuenta con una amplia gama de documentos para ilustrar la narración. “Fue una larga búsqueda de material de archivo, de registro fotográfico, de prensa gráfica, que nos permitió tener mayor cantidad de imágenes para poder hacer la película”, detalla Young, y aclara: “Empezamos en septiembre de 2001 y la terminamos hace unos meses, casi seis años de trabajo, que nos vinieron bien, porque misteriosamente fueron apareciendo un montón de archivos que pudimos incluir en la película. Hasta hace un mes y medio no contábamos con las fotos forenses, por ejemplo, que son impactantes y tienen un efecto dramático muy intenso. Es interesante cómo fuimos encontrando materiales que aparecieron de una manera misteriosa, casi “milagrosa”, me atrevería a decir”.
Las víctimas del terrorismo de Estado fueron los sacerdotes Alfredo Leaden, Pedro Duffau y Alfredo Nelly, y los seminaristas Salvador Barbeito y Emilio Barletti, todos pertenecientes a la Sociedad del Apostolado Católico, Padres Palotinos. En el film, Zubizarreta y Young destinan una tensa secuencia a la reconstrucción de la noche trágica en San Patricio. “Fue un desafío determinar qué hacíamos en la película con el momento del crimen”, confiesa el realizador. “¿Lo mostramos o no? La balacera que se produjo evidentemente fue infernal, porque se calcula que hubo casi 80 disparos sobre cinco cuerpos. Esto hace que el escenario del crimen fuera atroz. La decisión de contarlo fue siempre una duda, hasta que elegimos esta opción: sabíamos que era necesario instalar a los asesinos, darles un cuerpo. Hay un detalle que puede pasar inadvertido: mostramos que uno de los asesinos, cuando entra a la Iglesia, toca el agua bendita y se hace una señal de la cruz en la frente. Para nosotros era muy importante que se supiera que los asesinos eran también católicos. De todas formas, lo que buscamos fue trabajar con el fuera de campo, y no mostrar la balacera ni mostrar los cuerpos, sino solamente exponer las fotos de los cuerpos reales. Si hubiéramos ficcionado esa situación, le habríamos quitado valor al documento”.
La película no desperdicia imágenes de archivo que registran a personajes clave de la época, como el padre Carlos Mujica, o Juan Carlos Aramburu, quien era arzobispo de Buenos Aires en 1976 y representaba la voz oficial de la Iglesia; pero sin dudas el punto fuerte está en los testimonios de las personas que conocieron íntimamente a las víctimas, como el padre Kevin O’Neill (fallecido en 2003), el ex seminarista Jorge Kelly y, especialmente, el ex sacerdote Roberto “Bob” Killmeate, a quien está dedicado el último tramo de la película. Killmeate salvó su vida porque se encontraba en Colombia cuando ocurrió la masacre. Sin embargo, a pesar del peligro que representaba la situación, el cura regresó a la Argentina y continuó sus tareas comunitarias y militantes en el interior del país. Con relación a este elemento narrativo, Young comenta: “Las personas que vieron la película nos dicen que esta parte, en donde contamos la evolución del padre Killmeate, da la sensación de ser una película dentro de otra. Nosotros fuimos claramente conscientes de esto cuando la montamos, porque creemos que esta historia resignifica el sentido de la película”. Efectivamente, lo que permite la épica personal de este hombre es tender un puente entre aquellos años y la actualidad, para probar que el interrogante central sobre la misión del catolicismo en el mundo continúa sin ser acatado por los dueños del poder eclesiástico.
Este documental puede verse completo en YouTube.
Sin duda, conocer estas historias de quienes fueron acallados en los 70' sirve para ver qué nos quedo, que nos falta y el mensaje que conllevan esos asesinatos, más allá de las biografías.
ResponderEliminarSaludos!
La peli es impecable. Me a situado en mi cuerpito de niño que tenia 9 años y que vivio todo eso y lo posterior, llendo en los consecutivos años a la misa de las 10 con el padre Bob. Me ha dejado shockeado, viendola a la 1 de la mañana recien descargada de internet en mi casa en la montaña en Alicante, España.
ResponderEliminarGracias por acercarme este material, Caro.
ResponderEliminarDuele que después de más de 40 años siga el cerca de silencio sobre esta atroz injusticia y tantas otras. Memoria, Verdad y Justicia.
De nada, Lili. Varios de los últimos posteos son textos que publiqué hace años, pero como ahora hay películas disponibles en YouTube (como "4 de julio" o "La cicatriz de Paulina"), me pareció que era bueno recuperarlos.
ResponderEliminarAbrazo.