Publicado en enero de 2008
De un día para el otro, de un minuto al otro, en un abrir y cerrar de ojos, el otro ya no está. Así, sin más. Esa pieza que resulta fundamental para que la máquina de la propia vida funcione, un día decide desprenderse y perderse, sin aviso ni tiempo suficiente para la reacción. Primero surge la negación, luego la desesperación, más tarde la obsesión y, en algún momento, mucho después, llega la aceptación de los hechos como son. O no. Porque en el amor el cuerpo del otro es parte de uno, y si ese cuerpo no está, entonces uno ya no es más uno. La realidad comienza a agrietarse y por una fina rasgadura uno ingresa, para siempre, en otra dimensión.
Eso es lo que le sucede a Carla (una sobria Ana Celentano) cuando su marido desaparece. Luciano (Germán Palacios) parte una mañana en un viaje de trabajo hacia el sur argentino y en pocas horas Carla deja de recibir noticias de él. Todo marchaba bien entre ellos. La noche anterior al viaje, a juzgar por una delicada escena romántica, parecían estar muy enamorados. Pero se sabe que no conviene confiar demasiado en las apariencias, menos aún en las del cine y mucho menos en las de esta película, que precisamente se propone construir un espacio de ficción etéreo, un mapa de lo imposible que la protagonista traza en su búsqueda dolorosa.
No hay rastros de Luciano. Carla viaja al sur y en un pequeño pueblo encuentra a un hombre idéntico a su marido, solo que este hombre dice no conocerla y se presenta como Luis (también, Germán Palacios). Luis tiene su propia vida: está instalado desde hace años en la Patagonia, atiende una inmobiliaria y tiene otra mujer (Natalia Oreiro). El conflicto se oscurece aún más y es inútil a esta altura pretender detectar un verosímil, porque en cada nueva secuencia los hechos se enrarecen y los personajes actúan de manera imprevisible. Especialmente Palacios, a quien le toca encarnar a un ser parco y metálico: él es el gran enigma del film.
Tal vez todo esté ocurriendo en la mente de Carla. La necesidad de recuperar el cuerpo perdido. Creer ver al otro en todos lados, en cualquier nuca, en cualquier bar, en cualquier auto. Percepciones que se arremolinan en torno de un fantasma. Todo fluye en una frecuencia paralela a la rutina de siempre, esa que supuestamente garantiza nuestra normalidad. Es la dimensión del duelo, tan difícil de capturar en imágenes.
Es llamativo el salto estético dado por la realizadora Sandra Gugliotta entre Un día de suerte, su ópera prima, y este segundo largometraje. La película de 2002 protagonizada por Valentina Bassi estaba muy apegada a la actualidad social, a la materialidad de un momento histórico concreto, mientras que Las vidas posibles se interna abiertamente en el paraje psicológico, el relato pulsional, rozando por momentos lo fantástico. La manera en que está fotografiado el amargo desierto nevado contribuye al misterio del film, y también debe elogiarse el desarrollo de un guión que evade las típicas coordenadas realistas en búsqueda de nuevos sentidos.
El problema es que la directora no consigue ocultar las dudas que ese mismo riesgo le genera. En una trama de este tipo, el trabajo sobre el punto de vista narrativo es fundamental, porque como espectadores deberíamos poder compenetrarnos con la lógica que impone el personaje central. Sin embargo, existen decisiones de montaje que entorpecen la tarea, y no sólo no aportan suspenso al film, sino que parecen delatar cierta cobardía a la hora de plantear una resolución efectiva de la historia. Da la impresión de que el artista no está a la altura de la ambigüedad que en un principio pretendió plasmar.
Pero prefiero evitar los detalles, porque quiero recomendar Las vidas posibles. Es realmente interesante. Y particularmente femenina.
Caro, hice en mi blog una lista de más de cuarenta películas que considero buenas o recomendables. Me encantaría que al pie hicieras tu propia lista así sea de cinco o seis. Confío en tu gusto estético y sabés mucho más de cine que yo. Un beso grande con el cariño de siempre y buen año. Luis de Suspendelviaje.blogspot.com
ResponderEliminarHola, Luis, ¿cómo estás? ¡Ya mismo voy a tu blog y dejo una lista. Gracias por tu comentario y lo mejor para vos en 2015.
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