Serie rodada en Los Ángeles, producida por HBO.
Guión y dirección: Rodrigo García, a partir de la serie israelí "Be'Tipul", escrita por Yael Hedaya, Ari Folman, Nir Bergman, Daphna Levin y Asaf Zippor.
In treatment se emitió por primera vez durante los primeros meses de 2008, con la particularidad de haber sido pensada con un formato de lunes a viernes, una frecuencia poco común en la ficción televisiva norteamericana. Cada capítulo -que dura menos de media hora- está planteado como si fuera una sesión de terapia, y cada día de la semana está dedicado a un paciente diferente, todo esto enlazado por el psicoanalista que interpreta Gabriel Byrne, en cuyo consultorio se concentra la mayor parte de la acción.
En el cronograma de citas de Paul Weston (Byrne), los lunes por la mañana aparece el nombre de Laura (Melissa George), una joven médica muy sensual que se descubre atraída por el analista; el martes es el turno de Alex (Blair Underwood), un arrogante piloto de guerra que estuvo en Irak y carga con un importante número de muertes en su conciencia; el miércoles le toca a Sophie (Mia Wasikowska), una adolescente con intentos de suicido; el jueves, Jake (Josh Charles) y Amy (Embeth Davidtz) buscan comprender por qué su matrimonio no funciona; y el viernes, finalmente, el protagonista visita a una colega y amiga (una maravillosa Dianne Wiest), que hace años solía ser su supervisora. Paul acude a ella porque ya no sabe para dónde correr: su ansiedad lo desorienta, los pacientes lo agotan y la relación con su esposa (Michelle Forbes) amenaza con derrumbarse para siempre.
No es como en la argentina "Vulnerables" (gran serie de Pol-ka, ¿se acuerdan?), en donde los personajes se reunían para la terapia de grupo pero también seguíamos la atribulada vida de cada uno en sus meollos privados, y allí uno comprobaba cuánto inventaban y cuánto callaban cuando hablaban frente al psicólogo. En In treatment no hay un afuera del consultorio: lo que tenemos básicamente son escenas de diálogos, con dos o tres personas sentadas que se abocan a conversar, discutir, confrontar, seducir, narrar, mentir, interpretar, reclamar, lastimar… en fin, todo lo que pueden hacer las palabras, que son aún más sospechosas cuando se intercambian en este pacto tan delicado que supone el tratamiento psicoanalítico. Con diálogos muy bien escritos y actores estupendos que saben aprovecharlos, es mucho el placer que esta serie puede ofrecer.
En el cronograma de citas de Paul Weston (Byrne), los lunes por la mañana aparece el nombre de Laura (Melissa George), una joven médica muy sensual que se descubre atraída por el analista; el martes es el turno de Alex (Blair Underwood), un arrogante piloto de guerra que estuvo en Irak y carga con un importante número de muertes en su conciencia; el miércoles le toca a Sophie (Mia Wasikowska), una adolescente con intentos de suicido; el jueves, Jake (Josh Charles) y Amy (Embeth Davidtz) buscan comprender por qué su matrimonio no funciona; y el viernes, finalmente, el protagonista visita a una colega y amiga (una maravillosa Dianne Wiest), que hace años solía ser su supervisora. Paul acude a ella porque ya no sabe para dónde correr: su ansiedad lo desorienta, los pacientes lo agotan y la relación con su esposa (Michelle Forbes) amenaza con derrumbarse para siempre.
No es como en la argentina "Vulnerables" (gran serie de Pol-ka, ¿se acuerdan?), en donde los personajes se reunían para la terapia de grupo pero también seguíamos la atribulada vida de cada uno en sus meollos privados, y allí uno comprobaba cuánto inventaban y cuánto callaban cuando hablaban frente al psicólogo. En In treatment no hay un afuera del consultorio: lo que tenemos básicamente son escenas de diálogos, con dos o tres personas sentadas que se abocan a conversar, discutir, confrontar, seducir, narrar, mentir, interpretar, reclamar, lastimar… en fin, todo lo que pueden hacer las palabras, que son aún más sospechosas cuando se intercambian en este pacto tan delicado que supone el tratamiento psicoanalítico. Con diálogos muy bien escritos y actores estupendos que saben aprovecharlos, es mucho el placer que esta serie puede ofrecer.
Todas las historias tienen elementos sugestivos, claro que algunas pueden interesar más que otras según nos identifiquemos con tal o cual conflicto o personaje. Lo jugoso está en cómo se van desarrollando las líneas narrativas y cómo las diferentes crisis impactan sobre el protagonista, que comienza a perder el control y dudar de la eficacia de su profesión. ¿Es que existe realmente la posibilidad de una cura? Una de las cartas más arriesgadas del guión es la crítica al psicoanálisis como institución, una crítica construida muy sutilmente a lo largo de los 43 episodios de la serie, haciendo foco en esos callejones sin salida -vínculos, traumas, represiones- en los que muchos nos quedamos atorados para toda la vida.
En uno de los últimos capítulos, un personaje le dice al psicólogo: “Las personas como usted nunca se ponen a pensar que tenemos un subconsciente por una razón. Porque hay cosas sobre nosotros mismos que no podemos enfrentar, que no deberíamos enfrentar. Si no, ¿cómo hacemos para levantarnos cada mañana?”. Aunque esta idea temeraria quizás encierre alguna certeza, In treatment no pretende plantear que estábamos mejor sin Freud. Por el contrario, la dinámica de los personajes en la ficción prueba que hablar, recordar, escarbar en lo oscuro, sigue siendo un ejercicio tan doloroso como imprescindible. Y uno sabe que el verdadero salto cualitativo no radica tanto en el hecho de “desenmascarar” el fantasma sino en lo que hacemos una vez que lo reconocemos: ¿vamos hacia delante, hacia atrás, hacia la nada? ¿Podemos elegir?
¿Y qué pasa con la Historia con mayúscula, más de allá de la individual? ¿Cómo opera sobre nuestra psiquis? ¿Es posible desprenderse de ella? Estos dilemas persiguen al personaje de Alex, en mi opinión el más apasionante de todos, porque detrás de él está el drama de su padre, y detrás del padre está la vergüenza del abuelo, y detrás de ellos están todas las generaciones que crecieron en el país del racismo y del miedo.
¿Y qué pasa con la Historia con mayúscula, más de allá de la individual? ¿Cómo opera sobre nuestra psiquis? ¿Es posible desprenderse de ella? Estos dilemas persiguen al personaje de Alex, en mi opinión el más apasionante de todos, porque detrás de él está el drama de su padre, y detrás del padre está la vergüenza del abuelo, y detrás de ellos están todas las generaciones que crecieron en el país del racismo y del miedo.
Estén atentos, entonces. In treatment puede ser reprogramada en cualquier momento en el cable, y también se puede descargar fácilmente de Internet.
La serie tiene cinco nominaciones para los premios Golden Globe, que se entregan el domingo 11 de enero: Mejor Serie Dramática, Mejor Actor (Gabriel Byrne), Mejor Actriz de Reparto (dos candidatas: Dianne Wiest y Melissa George) y Mejor Actor de Reparto (Blair Underwood).
3 comentarios:
Gracias por la recomendación. Me interesa muchísimo.
No soy muy seguidora de series. Si vi Six feeth under, alquilando los DVD. Si no la viste, te la recomiendo.
Un beso,
Alejandra
Gabriel Byrne es un gran actor (¿o no?)
Gabriel Byrne es hermoso.
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